Armando Almánzar Rodríguez fue un narrador emblemático de la llamada Generación del 60, quien comenzó su brillante carrera de narrador al ganar con “El gato”, su cuento más representativo y antologado, junto a Miguel Alfonseca y Abel Fernández Mejía, aquel Primer Premio Exaequo en el Concurso de Cuentos de la agrupación La Máscara en 1966, con un jurado de lujo encabezado por Juan Bosch, Héctor Incháustegui Cabral y Máximo Avilés Blonda.
Desde entonces, con una constancia ejemplar y paralelamente a su notable carrera de crítico de cine, no cesó de escribir y publicar libros de cuentos y algunas novelas.
Fue sin duda el más prolífico cuentista dominicano de su generación y del último medio siglo, con un singular dominio para crear ambientes urbanos de clase media, a través de historias punzantes de gente común, que él sabía contar con inconfundible sentido del humor, una característica poco frecuente en la narrativa dominicana de cualquier época.
Como persona, Armando fue un buen amigo que se distinguió siempre por su honestidad y su decencia, ajeno por completo a la chismografía, mezquindades y envidias del ambiente local. Ahora nos queda su recuerdo de hombre íntegro y su obra literaria.