CONSULTORIO ECOLÓGICO

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P. Profesor, la ficha técnica de la cartografía del Parque Nacional Francis Caamaño establece que usted dirigió su delimitación, entonces ¿cuál es su opinión del conflicto suscitado entre esta área protegida y la cementera?

R. Muy simple, el conflicto entre la cementera y área protegida no surge con la creación del Parque Nacional Francisco Alberto Caamaño Deñó en el 2009, sino en el 2004 con la promulgación de la Ley Sectorial sobre Áreas Protegidas N° 202-04, que creó la Reserva Forestal Hatillo, justo en el espacio físico y en el tiempo (el mismo año) donde se autorizó la concesión de exploración que la sustenta.

Es decir, la cementera nació con deformaciones congénitas, razón por la cual sus males no los establece la resolución del Ministerio de Energía y Minas, ni mucho menos el decreto N° 571-09 que eleva la categoría de Reserva Forestal (categoría V de acuerdo a la legislación local) a la de Parque Nacional (categoría II según las normas internacionalmente aceptadas de la Unión Mundial para la Naturaleza – UICN).
Una pregunta inocente, ¿para qué se creó el parque nacional si ya el área estaba protegida?

Dos argumentos básicos: La Reserva Forestal es una categoría de manejo con tolerancia y por lo tanto, es permisiva o se sujeta a interpretaciones; más bien se trata de un área bajo regulación oficial obligatoria, pero no de preservación “per se”. El Parque Nacional en cambio, es un área estrictamente protegida, por lo que su uso no es consuntivo o extractivo, si no recreativo, educativo, científico, turístico y de preservación.

De ahí que la decisión de crear el Francis Caamaño fue un esfuerzo oportuno del Estado dominicano para salvaguardar recursos y valores de suprema importancia, no solo por los eventos históricos recientes (la hazaña del desembarque de Caracoles que protagonizó el héroe de la Revolución de Abril del 65), sino por los tesoros originales y supremamente importantes de nuestra vida colonial (trapiches, canales, acequias, campos cañeros, asentamientos, calzadas, zonas de cultivo y facilidades administrativas a la usanza antigua, entre otros), que hasta hoy, aún con la creación de este parque nacional, todavía lucen abandonados y a la espera de su rescate y relanzamiento, para bien del turismo y la cultura patria.

Todo ello sin contar con la Batalla de El Número, los canales de Riego de Horacio Vásquez, aún en operación y la Plaza Ceremonial Taína de Estebanía.

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