DETROIT. Ford Motor Co. se retirará de Japón e Indonesia, alegando que las condiciones de los mercados en esos países le dificultan mejorar sus ventas y ganancias.
“Japón es el mercado automotriz más cerrado del mundo y las marcas importadas comprenden menos del 6% de su mercado anual”, dijo en un correo electrónico Neal McCarthy, portavoz de la empresa.
Añadió que el acuerdo comercial transpacífico firmado recientemente entre 12 países no le facilitará la competitividad en esa región.
Se espera que el Congreso estadounidense vote en torno al pacto este año. Ninguno de esos mercados es sustancial para la empresa cuya sede está en Dearborn, Michigan.
El año pasado Ford vendió solo 6.100 automóviles y camiones en Indonesia y solo 5.000 en Japón, donde ha acusado al gobierno de proteger las empresas nacionales.
En un mensaje por correo electrónico, la empresa dijo que la decisión fue compartida con empleados y concesionarios el lunes.
Ford se retirará de esos países para fines de año y planea explicarle a sus clientes que sigue comprometida con servicios de mantenimiento, suministro de repuestos y reparaciones bajo garantía. McCarthy pronosticó que las ventas de autos disminuirán en Japón en los próximos años.
Según analistas, ello se debe al envejecimiento de su población y la disminución del interés de la gente joven por los automóviles en las zonas urbanas.
En Indonesia, le era difícil a la Ford competir sin tener plantas de ensamblaje locales o vehículos listos para ventas en ciertos sectores del mercado, dijo McCarthy.
Añadió que la empresa ha reestructurado su servicio allí pero sigue teniendo menos del 1% del mercado “sin una vía clara hacia una situación más ventajosa”.
Cuando el acuerdo transpacífico estaba siendo negociado en 2013, Joe Hinrichs, director del departamento de las Américas de la Ford y ex director de su departamento Asia-Pacifico, vaticinó que se le pediría al primer ministro japonés Shinzo Abe una mayor apertura del mercado vehicular de su país.
“Esperamos que el gobierno estadounidense envíe un mensaje claro de que cualquier política comercial con Japón a futuro debe llevar a una situación de igualdad y no dejar en desventaja a los trabajadores estadounidenses”, dijo Hinrichs.