Uno de los compromisos ineludibles que enfrentan hoy las empresas, independientemente del giro de negocios a que se dediquen, es el cumplimiento de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), que encierra el ejercicio de sus actividades en el entorno social de su competencia.
Esta responsabilidad adquiere ribetes de mayor importancia a raíz de los acuerdos alcanzados a escala mundial en la pasada Convención Marco sobre el Cambio Climático COP21, que busca crear conciencia sobre la conservación del medio ambiente y los efectos del cambio climático.
El acontecimiento histórico que envuelve la firma de este acuerdo a nivel de los Estados y gobiernos a escala global debe servir de plataforma a las empresas para ejecutar, apoyar y promover acciones tendientes a reducir los efectos potencialmente irreversibles sobre las sociedades humanas y el planeta.
El principal valor de estos acuerdos se inscribe en el amplio espectro y visión global, que trasciende y va mucho más allá del limitado concepto del «green marketing» planteado por los estrategas y asesores de comunicación durante mucho tiempo, como solución a la proyección de la imagen corporativa de la empresa,.
En este nuevo marco global socioeconómico y cultural los planes en este sentido deben orientarse hacia el manejo de conceptos más globales como son el manejo del agua, el ecoturismo y la gastronomía, así como las energías renovables, con énfasis en una visión binacional de los problemas que afectan a nuestra isla en su conjunto. Las empresas en nuestro país deben aprovechar la firma del gobierno dominicano de esta convención marco para elaborar, difundir y apoyar herramientas metodológicas que tiendan a generalizar las buenas prácticas medioambientales, contenidas en la iniciativa y fomento de las capacidades que forman parte esencial del Acuerdo.