El euro está en camino de ser la moneda con mejor rendimiento entre las principales divisas del mundo -el denominado grupo G10- en la primera mitad del año.
La moneda única europea, que el miércoles cotizó plano respecto al dólar, ha tocado esta misma semana máximos de seis meses frente al billete verde.
Las derrotas de los populistas Marine Le Pen y Geert Wilders, candidatos en las elecciones francesas y holandesas, unos datos económicos regionales mejores de lo esperado, así como el aumento de los flujos de fondos en los mercados de renta variable de la zona euro están haciendo que los inversores ganen confianza.
«Hay un impulso positivo en los flujos, con más hedge funds uniéndose al comercio del euro», explica el jefe de estrategia de divisas del G-10 en el Bank of America Merrill Lynch, Athanasios Vamvakidis, que tiene una posición larga en la moneda común frente al yen.
Los inversores extranjeros han comprado desde marzo 7.000 millones de dólares en fondos negociados en bolsa de la zona euro sin cobertura sobre la moneda, en comparación con los apenas 900 millones cubiertos.
Según Morgan Stanley, la operación de la semana de los bancos estadounidenses es comprar euros frente al yen.
El euro ha subido frente al dólar algo más de un 7% desde marzo, algo más del 6% en lo que va de año, lo que apunta a su mayor incremento anual desde 2007 a cierre de los 365 días.
Esta reacción de la divisa viene después de que la moneda común acumulara una caída del 23% en los últimos tres años, lo que llevó a la canciller alemana, Angela Merkel, a decir este mes que la moneda era «demasiado débil» debido a la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE).
Según una publicación del diario español El Economista.es, el Viejo Continente parece que deja atrás la grave crisis financiera que ha atravesado estos años, y los últimos datos económicos refuerzan la confianza de ciudadanos e inversores.
La inflación también se está recuperando en la zona euro, aunque existen discrepancias en el seno del BCE sobre cuándo iniciar la eliminación de los estímulos.
La victoria de Emmanuel Macron y el progreso en las negociaciones de la deuda griega han estimulado aún más el apetito por los activos de la Eurozona.