El director de Casa Abierta, Radhamés de la Rosa, criticó ayer el manejo que el Estado mantiene en el combate contra el consumo de drogas en el que, según afirma, prima la parte represiva sobre la de rehabilitación.
Dijo que la práctica hace más daño que el consumo mismo “y al parecer, a nuestros dirigentes parece no importarles mucho el tema”, señaló.
Expresó que en el año que concluye tienen muy pocos avances que mostrar, porque todo sigue bajo la misma política, exceptuando que se inició un programa para tratar adictos a la heroína, que era algo impensable en el país.
“La prevención sigue siendo la cenicienta del fenómeno de las drogas en el país porque no se le aporta ni las capacitaciones ni los recursos suficientes; es un tema muy marginal en estos momentos porque básicamente se piensa que reprimiendo, apresando, incautando se va a frenar el problema y eso es impensable en sociedades modernas, que se han dado cuenta de que ese modelo fracasó y hay que cambiar”, enfatizó. Dijo que no hay un pensamiento nacional para tratar el fenómeno, sino que se maneja repitiendo esquemas de otras sociedades.
Consejo Drogas simbólico. A juicio de de la Rosa, todavía el Consejo de Drogas sigue siendo un espacio en el que cada cierto tiempo se nombra una persona “no por motivaciones profesionales ni por una motivación en el servicio en el tema, sino porque es un área donde el clientelismo político se impone”, señaló. Agregó que por ello no ha sido un espacio capaz de implementar una política más humana, más científica; basada en evidencias, y ese comportamiento es el mismo que se repite desde cuando se creó en 1988. Sobre si se ha registrado un incremento en el consumo de drogas, dijo que no es algo que se pueda afirmar porque no hay estudios, pero entiende que debe haber aumentado porque hoy se mantiene la demanda, hay nuevos consumidores y es un negocio poderoso que se mantiene.