El precio del oro ha estado cayendo en el mercado a pesar de que se han producido factores de incertidumbre en la economía mundial que pudieran llevar a los inversionistas ver al metal como un activo de refugio.
Esa caída, que ha acumulado un 10 por ciento en lo que va de año, ha sido atribuida a la fortaleza del dólar y unos tipos de interés más altos.
La onza de oro se cambia por 1.200 dólares, muy lejos de los 1.800 dólares que llegó a superar a finales de 2011, en los momentos más críticos de la crisis del euro.
Según un informe de Bullion Vault, el número de compradores de oro en septiembre mostró una caída del 13,9%. Adrian Ash, director de investigación de esta firma comenta que «diez años después de la fuerte contracción del crédito que desembocó en una crisis incontenible, el éxito del oro como refugio parece haber caído en el olvido».
Este experto destaca que este ‘olvido’ del oro «podría causar arrepentimiento con los mercados mundiales de acciones muy cerca de máximos históricos. Los bajos precios del oro están ofreciendo una entrada barata a nuevos compradores», explica este analista de metales preciosos. Sin embargo, la fortaleza dólar (divisa en la que está denominada el oro) hace menos atractivo este metal precioso. Si el dólar se fortalece de forma general aunque el precio del oro se mantenga estable, lo cierto es que el precio real para un europeo que opere con euros es más elevado.
No obstante, quizá todavía es un poco pronto para refugiarse en el oro a pesar de los nubarrones en el horizonte. Analizando las curvas de tipos de los bonos del Tesoro de EEUU desde los años 70, el precio del oro suele presentar grandes subidas cuando se produce una inversión de la curva (el bono a 2 años supera en rentabilidad al bono a 10 años). Esta inversión de la curva es el mejor predictor de recesiones, y como se ha podido comprobar en las dos últimas crisis en EEUU (2000 y 2007), la inversión de la curva coincidió con fuertes subidas del precio del oro. Aunque es cierto que la curva se está aplanando, aún no se ha invertido y el diferencial entre el bono a dos y diez años parece mantenerse estable en los últimos meses.
Por otro lado, los expertos de Commerzbank sostienen que la fortaleza del dólar afecta a la demanda de este activo, que está denominado precisamente en esa divisa. Al igual que ocurre con el petróleo, una apreciación del dólar frente a otras divisas hace que el oro sea relativamente más caro para los agentes de las economías cuya divisa se ha depreciado frente al dólar.
Otra causa que está muy relacionada con la fortaleza del dólar son unos tipos de interés reales (descontando la inflación) más elevados. Si los inversores obtienen una rentabilidad que supera la inflación invirtiendo en bonos o en depósitos, el oro pierde atractivo.
Este metal precioso no paga un cupón como los bonos, ni un dividendo como las acciones o un alquiler como la vivienda en propiedad, así que lo único que se puede esperar del oro para ganar algo es que su precio suba.