Para que la República Dominicana tenga un nuevo modelo de desarrollo económico, que se traduzca en más empleos de calidad y bienestar para las mayorías, se tiene que propiciar el aumento de las exportaciones pero bajo un régimen fiscal equitativo y estable, consideró Augusto Ramírez, presidente de Casa Brugal.
Al hacer el señalamiento, en el Almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio, explicó que, para el 2024, en el país habrá una demanda de tres millones de empleos directos formales, que será imposible satisfacer de mantenerse el modelo actual.
“Este es un mercado pequeño, no es verdad que con la producción que se coloque en la República Dominicana seremos capaces de generar el tamaño de negocios que hacen falta para crear tres millones de empleos de calidad.
“Definitivamente uno de los motores clave de ese nuevo modelo de desarrollo económico tendrán que ser las exportaciones”, afirmó Ramírez.
Sin embargo destacó que para que el mercado dominicano crezca, para que se incrementen las fuentes de empleos decentes, las autoridades deben poner la mira en el desequilibrio fiscal vigente y en la ilegalidad en la que operan algunas empresas.
“La presión fiscal promedio actual es cercana al 14%, pero en algunos sectores como el nuestro supera el 50%, una de las más altas de América Latina, en la industria manufacturera promedia más del 35%, pero hay sectores donde esta presión es de 5% o menos.
“A este desbalance sectorial fiscal hay que sumar que de acuerdo a las estimaciones de la Dirección de Impuestos Internos, más del 50% de las empresas incumplen con sus obligaciones fiscales del impuesto sobre la renta”, dijo.
Al hacer esa radiografía del mundo empresarial Ramírez se preguntó: “¿cómo es posible desarrollar una estrategia de exportaciones efectiva con ese desbalance fiscal y con esos niveles de incumplimiento?”
En cuanto a la equidad fiscal planteó que, si el 50% de las empresas locales no cumplen con sus compromisos, entonces se castiga más a las que sí pagan todos sus impuestos..
“Por eso decimos que debe existir una estabilidad fiscal, que sea predecible en el futuro, que las empresas puedan planificar a partir de eso, pero que también debe haber equidad”.
Sin estrategias para las exportaciones. Ramírez planteó que el país se está quedando rezagado en cuanto a la implementación de estrategias para incrementar las exportaciones en los próximos años. De acuerdo con sus declaraciones, no se ha hecho un perfil de cuáles son los mercados potenciales, de cuáles son los productos con los que se puede competir en mejores condiciones, ni sobre la alianza público-privada que debe existir para que “las ambiciones importantes que tenemos con las exportaciones se cumplan”.
No basta exportar, hay que educar. Si bien el equilibrio fiscal es una de las principales armas para aumentar las exportaciones, la educación lo es para garantizar esos empleos de calidad que generaría ese modelo económico, según las explicaciones del principal ejecutivo de Casa Brugal.
En ese contexto planteó que “no basta con crear esos tres millones de empleos si paralelamente no vamos educando a las personas, a la altura de esos trabajos que se irán demandando en términos de sofisticación y técnificación”.
Asimismo consideró que se hace urgente educar adecuadamente, con modelos modernos apoyados en las tecnologías y la educación continuada.
Casa Brugal y Edrington. En 2008 la empresa Brugal & Cia vendió al Grupo Edrington la mayoría de sus acciones. A los resultados de esa alianza se refirió Franklyn Báez Henríquez, vicepresidente de Finanzas de la Casa Brugal, quien explicó que tras esa alianza económica vino un profundo proceso de transformación.
“Comenzamos enfocando las inversiones en la modernización de nuestra infraestructura y procesos de producción y en la gestión de nuestros líquidos en Puerto Plata.
“Esto ocurrió mientras se actualizaban también los empaques de todo nuestro portafolio de productos. Nos enfocamos luego en el modelo de negocio en su sentido más amplio, nos detuvimos a evaluar la forma como trabajábamos”.
Báez Henríquez dijo que ese proceso duró cinco años, guiado por una prioridad estratégica: que los productos de esa empresa ronera deben ser los mejores y que se debe buscar permanentemente la perfección.

“Una vez definido el objetivo fue fácil identificar las oportunidades de mejora del modelo de negocio anterior”. destacó Báez Henríquez.