Y nuestro vaso, ¿qué?

Y nuestro vaso, ¿qué?

Aparentemente es necesario identificar que la paciencia es la capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse. Y por ende, si algo colma nuestro vaso, se refiere a que es llenar completamente hasta tal punto en el que nos pasemos, y se desborde el contenido, porque no puede aguantar todo lo que le hemos echado dentro.
Así ocurre en nuestra vida, más de lo que imaginamos….
Tenemos una de esas situaciones, en que hasta un “simple” golpe constante en nuestra pared por ejemplo, lo aguantamos hasta un límite, pero una vez pasado ese límite, explotamos y no podemos controlar nuestra rabia e ira y actuamos en consecuencia.
Es de ahí la expresión: “La gota que derramó el vaso”. Porque nuestra paciencia está representada por un vaso y las cosas que nos molestan son el agua que va llenando el vaso. Vemos personas que tienen la paciencia del tamaño de un vasito de “shot” y otras que la tienen del tamaño de una bañera, pero en cualquier caso y sea cual sea el tamaño de nuestra paciencia, siempre habrá algún momento en la vida en el que las cosas que nos molestan lo irán llenando hasta que no podamos más y esa agua se desborde. Y cuando se acaba la paciencia, se acaban los deseos, se apagan las ilusiones y se nubla el futuro.
La famosa gota en cuestión es, como bien han dicho algunos, “el acto que te hace perder los estribos después de una reiteración de actos que te afectan, molestan o enojan, pero que vas consintiendo por amistad, educación o respeto, hasta que revientas y descargas todo lo que llevas dentro, normalmente con el primero que llega y tiene un roce contigo y muchas veces por motivos de poca importancia pero que unidos a los que ya llevabas acumulados hacen que la «carga» sea ya excesiva”; o aquellos que la relacionan a “eso que se necesitaba para dar ese paso a una reacción que desde el primer día se sintió pero no se expresó, sino hasta q la paciencia se acabó y estalla de forma abrupta por ser reprimida por largo tiempo”.
Pero en definitiva, es lo último que faltaba para que el problema explotara, o tu tolerancia colapsara. Y a veces, es por simplezas tan grandes, que te cuesta luego entender como después de haber sido tan pasiva con situaciones de mucha mayor envergadura, vino a colmarse la paciencia con tal hecho.
A lo mejor, lo que nos queda es reflexionar que nuestra postura debe ser asumir siempre las cosas dependiendo de cómo vengan y de quien vengan, tan solo del tamaño que son, ni más ni menos. Para que entendamos que tenemos la posibilidad de disponernos a ir desocupando el vaso de las cosas negativas cada vez que podamos, sin esperar que este llegue a su tope final, y eso significa perdonar, tolerar, ser paciente, ser comprensivo, pero no de las cosas fáciles que plantea la vida, ni de las momentos felices que nos llegan, el reto está en hacerlo con los momentos más críticos que nos plantea el vivir en un mundo donde el tiempo para uno mismo y para los que amas se va terminando o casi ya no tiene espacio en nuestras vidas aceleradas, solitarias, y de las cuales nos vamos poco a poco convirtiendo en simples espectadores, porque el desgaste físico-emocional a penas nos permite respirar.

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