Aunque sé que en los santuarios de la “izquierda revolucionaria” me van a refutar, me atrevo a decir aquí que quien “introdujo” el concepto de partido de cuadros a la vida política dominicana fue el profesor Juan Bosch, fundador del PLD, el mas exitoso partido de nuestra accidentada historia democrática. Paradójicamente, hasta que el PLD no dejó de ser el partido de cuadros pensado y diseñado por su creador no alcanzó el éxito que lo ha convertido en una formidable maquinaria electoral con vocación de perpetuidad y pretensión de invencibilidad. El PRSC ha tomado la decisión de recorrer el mismo camino pero en sentido contrario, pues la organización que lideró el doctor Joaquín Balaguer, con la que gobernó durante 22 años, será un partido de cuadros por decisión de su Comisión Ejecutiva. Y aunque el ingeniero Federico Antún, su presidente, dijo en una entrevista al Listín Diario que el partido del afónico gallo colorao será diferente al método que dio origen al gobernante PLD, no explicó en qué consiste esa diferencia o, simplemente, no se lo preguntaron. De lo que sí habló fue de que los reformistas llevarán candidatos propios en coalición con partidos emergentes, grupos comunitarios y fuerzas sociales independientes, y de que para el mes de marzo esperan tener registrados en su padrón 700 mil miembros, dirigentes y militantes. Ojalá que el “reinvento” del PRSC funcione, pues podría ser la tabla de salvación de otras organizaciones que vieron pasar sus días de gloria y a las que su progresivo proceso de atomización amenaza con hacer desaparecer. Es el caso del PRD de Miguel Vargas Maldonado, que si espera –es un consejo– a que le cuenten los votos en el 2020 para tomar el mismo camino de los reformistas podría terminar convertido en un partido de cuadritos.