La piratería china ahora vive en redes sociales como Instagram

La piratería china ahora vive en redes sociales como Instagram

China le ha caído con fuerza a su industria de falsificación de renombre mundial. Tianguis con relojes falsos, zapatos y bolsos han sido destruidos en los últimos años. Una nueva ley que entró en vigor este año promete hasta 296 mil dólares en multas para sitios en línea que vendan productos falsos en sus plataformas.
Pero los falsificadores chinos, que siguen siendo los más prolíficos del mundo, ya han cambiado sus negocios al retirarse a espacios en línea aún más privados. Muchos de los mejores farsantes del país ahora venden sus productos a través de redes de mensajería social como WeChat, de Tencent Holdings. Primero, comercializan sus ofertas en plataformas como Instagram. Los compradores luego ordenan y pagan a través de aplicaciones de mensajería privadas.

En estos días, una bolsa Dior de imitación puede costar alrededor de 255 dólares en una red social china. Eso es una décima parte del precio del producto real que asciende a 3 mil 250 dólares, pero aún más costosa que el promedio de una bolsa que se vende en la calle. Se ve y se siente real: un cuero suave y con el peso de una verdadera bolsa de lujo. Y llega en solo uno o dos días, con lo que supuestamente son la caja grabada, la cinta roja y el certificado de autenticidad de Dior.

Bombardeados por la comercialización de artículos que nunca pueden pagar, y ansiosos por imitaciones más asequibles, los chinos siguen siendo secundarios en importancia para las casas de moda.

“La disparidad de ingresos entre la diversa población de China significa que los productos de menor precio, incluidos los señalados de ser falsos, probablemente no perderán su mercado en ese país en el corto plazo”, señaló Fan Yang, profesor asistente en la Universidad de Maryland, quien escribió un libro sobre falsificaciones en China.

El Ministerio de Comercio de China, Dior, ByteDance y Tencent no respondieron a las solicitudes de comentarios.

Instagram dijo que tiene sistemas implementados para capturar contenido falsificado antes de que se realice una compra y que tiene herramientas donde los compradores pueden informar sobre las adquisiciones con las que no están contentos.

De acuerdo con la firma de investigación Frontier Economics, el comercio global de falsificaciones aumentará a 991 mil millones de dólares para 2022 desde 461 mil millones en 2013, e incluye productos de lujo, de consumo y otras categorías como farmacéuticos. China y Hong Kong son, con mucho, el mayor origen de falsificaciones exportadas, según la OCDE.

En Instagram, los falsificadores a menudo ponen una imagen de la bolsa que venden sin especificar si es falsa o real. Incluyen detalles de contacto para servicios de mensajería chinos o internacionales donde los interesados pueden realizar la compra. El hashtag utilizado es a menudo el de una marca real, por ejemplo, #Hermes o #Birkin.

Los consumidores chinos representan un tercio del billón de dólares en la demanda global de lujo. En los últimos años, las marcas han pasado de estar enfurecidas con las plataformas chinas a estar dispuestas a trabajar con ellas.

En 2015, Kering SA, propietaria de Gucci y Saint Laurent, demandó a Alibaba por falsificaciones que, según dijo, se vendían en su plataforma. Kering abandonó la demanda dos años más tarde por un “grupo de trabajo conjunto” para luchar contra las falsificaciones con el gigante de Internet. Alibaba afirma que realizó un serio esfuerzo para librar a Taobao, su plataforma de comercio electrónico, de falsificaciones.

En 2017, Alibaba lanzó una plataforma de protección de propiedad intelectual donde las marcas pueden presentar quejas y recibir una respuesta dentro de 24 horas. Ahora, es raro encontrar vendedores de piratería en su plataforma, aunque algunos pueden aparecer ocasionalmente al enumerar bolsas sin marca y alentar a los compradores a comunicarse con ellos en privado para completar la transacción.

Eugene Low, socio de la firma de abogados Hogan Lovells en Hong Kong, espera que la nueva legislación china motive más a las firmas de comercio electrónico a intensificar sus esfuerzos. “No querrán ser el primer objetivo de la aplicación”, mencionó.

Aun así, las áreas grises de la nueva ley podrían hacer que los falsificadores sigan explotando las lagunas. “La forma en que se aplicará no está clara en este momento”, apuntó Pedro Yip, socio de la consultora Oliver Wyman.

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