P. Profesor, ¿cómo recibe la República Dominicana el “Día de la Tierra” 2019?
R. Con un territorio cada vez más pequeño, con una insensibilidad que aterra y una ciudadanía cada vez más indisciplinada frente a nuestra Madre Tierra.
El Día de la Tierra es la única festividad internacional que no nació bajo la tutela de un organismo internacional preocupado por la conservación de la naturaleza, si no en la escuela, bajo el manto de la preocupación de estudiantes y profesores inquietos por el porvenir del planeta, a los que un Senador de los Estados Unidos, Gaylord Nelson, hace casi 50 años, arrimó su hombro para impulsar el movimiento ciudadano espontáneo más grande de la historia.
Ningún hijo puede ver a su madre en dificultades y luego negarle su ayuda, retirarle su mano, dejarla abandonada a su suerte, dándole la espalda.
Ella, Natura, es quien desde siempre nos gestó en su vientre fecundo y nos ha ofrecido su pecho para apurar el alimento que nos sostiene sobre el tapete de la existencia. Hoy, a gritos nos reclama su ayuda, nos invita a la reflexión y nos hiere en la conciencia, porque somos insensibles ante su destino.
La sentencia del Jefe Indio de Seattle, se cumplirá indefectiblemente: “todo lo que le pase a la Tierra, le pasará a los hijos de la Tierra”.
En la República Dominicana no solo somos indisciplinados o displicentes, obramos contra toda lógica, atentamos clara y directamente contra la Madre Tierra, la empequeñecemos y luego nos colocamos horondos ante ella, como si estuviésemos realizando la mas grande de las hazañas.
Con toda la inteligencia que nos caracteriza, en Moca cultivamos varilla y cemento en lugar de yuca y plátanos y otros rubros sobre los mejores suelos del mundo para la agricultura; pero igual sucede en Salcedo y Tenares, donde se arruina un cacaotal para levantar una urbanización y como dechados de todas las virtudes de un cerebro iluminado, también hacemos lo mismo en San Francisco de Macorís, en Villa Tapia y en La Vega.
Pero lo peor es que las autoridades lo saben, son quienes aprueban los planos y luego en el Congreso de la República, encuentran como cómplices y los mejores aliados a Diputados y Senadores, jugando basquetball con una Ley de Ordenamiento Territorial, sobre una sábana de vergüenza que a todos los arropa.
¿Cuándo se sabe que se necesita pensar…, en nuestro futuro, en nuestros hijos, en el porvenir?