Democratic presidential candidate, former Vice President Joe Biden speaks during the Human Rights Campaign dinner at Ohio State University, Saturday, June 1, 2019, in Columbus, Ohio. (AP Photo/Paul Vernon)
Joe Biden se ha convertido en el puntero demócrata rumbo a la elección presidencial de Estados Unidos del 2020. La percepción de que es un hombre de clase trabajadora y su amistad con los líderes sindicales lo convierten en el candidato más probable para vencer a Donald Trump. Sin embargo, décadas de respaldo a los acuerdos de libre comercio que han vaciado de empleos a las fábricas en EU hablan en su contra.
Desde su apoyo al entonces Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) como senador de Delaware hasta su respaldo a la Asociación Transpacífica (TPP) como vicepresidente de Barack Obama, Biden desempeñó un papel clave en los últimos 30 años en la promoción de una agenda comercial que ahora es reevaluada por muchos.
Biden es el único de los 22 demócratas que se han postulado para presidente que votó el TLCAN. El pacto de 1993 incrementó el comercio y el crecimiento económico en Norteamérica, pero también condujo a un éxodo de empleos de manufactura de los EU a México y perjudicó los salarios de los trabajadores allá. En la campaña de 2016, la crítica de Trump al TLCAN fue fundamental para ganar estados que alguna vez fueron bastiones demócratas.
Al igual que con los asuntos de justicia penal, transporte y su comportamiento hacia las mujeres, el tema del comercio podría dejar a Biden vulnerable. Desde que declaró su candidatura el 25 de abril, sus críticos más vocales sobre el comercio han estado en la izquierda. El senador por Vermont, Bernie Sanders, quien votó contra el TLCAN como congresista, ha destacado la historia de Biden en materia de comercio.
Si bien la mayoría de los economistas afirman los beneficios de la liberalización comercial, estudios recientes han destacado las consecuencias en las industrias de EU afectadas por los efectos de la globalización. Uno de los principales factores de la pérdida de empleos en EU fue el surgimiento de China como una superpotencia manufacturera, tras ser admitida en la Organización Mundial de Comercio en 2001, una decisión que apoyaron Biden y otros demócratas.
Un artículo de 2013 de los economistas David Autor, David Dorn y Gordon Hanson descubrió que la exposición a la competencia comercial china fue la responsable de la pérdida de un millón de empleos en la industria manufacturera de EU entre 2000 y 2007, muchos de ellos en industrias regionales como el sector automotor.
Esos hallazgos hicieron eco en un documento de 2016, “El sorprendente declive del empleo manufacturero en Estados Unidos”, de Justin Pierce, economista de la Fed, y Peter Schott, de la Escuela de Administración de Yale, quienes vincularon la entrada de China a la OMC con un desplome de 18 por ciento de los trabajos de manufactura en el mismo periodo. Esto causó problemas que siguen resonando. Muchos trabajadores que perdieron sus empleos lucharon por encontrar nuevos o abandonaron la fuerza laboral.
“Lo que obtuvimos fue una apreciación diferente de lo costoso que ha sido para los individuos y las comunidades”, dijo Autor en 2017. Esos costos se extendieron más allá del empleo, desde una baja en la formación familiar hasta un aumento de pobreza.
Si bien los expertos dicen que los avances tecnológicos y la evolución de China son causas mayores de la dislocación de los trabajadores, los acuerdos comerciales se han convertido en el punto focal de la ira política. “Si (Biden) desea llegar a los votantes que se sienten abandonados por la globalización, no puede decirles: ‘no se preocupe, este nuevo acuerdo comercial será mucho mejor para usted que el anterior’”, menciona Jared Bernstein, economista en jefe de Biden en la Casa Blanca y miembro del Centro sobre Presupuesto y Prioridades de Política Pública.
A raíz de la campaña de Trump en 2016, el TLCAN para muchos simboliza todo lo que no les gusta de la economía globalizada y los efectos que ven en sus vidas. En lo que va de 2019, las encuestas han arrojado una actitud negativa e intensa de los votantes de ambos partidos hacia los pactos comerciales. Esta tendencia puso en entredicho el consenso a favor de la liberalización comercial que prevalecía cuando Biden emitió su voto a favor del TCLAN hace casi 30 años.
Hasta el momento, Biden ha hablado poco sobre el comercio, pero sigue sosteniendo su voto a favor del TLCAN. “El comercio justo es importante”, dijo Associated Press en mayo. “No el libre comercio, el comercio justo. Y creo que hacía sentido en ese momento durante la administración de Clinton”.
A favor de Biden
A medida que se adapta a la nueva política de comercio, Biden podría tener cosas a su favor. Por mucho tiempo ha sido una figura popular entre los miembros del trabajo organizado, y su padre, su abuelo y su tío trabajaron en una planta de General Motors en Delaware que cerró en 2009. El deseo de los demócratas de obtener un candidato que pueda vencer a Trump también trabaja a su favor. Una encuesta realizada el 30 de abril le da un 56% de preferencia frente a Trump .