6 hábitos dañinos para tus dientes

6 hábitos dañinos para tus dientes

Es un hecho que la mayoría de los problemas bucales podrían evitarse tan solo observando buenos hábitos de higiene y evitando aquellos que pudiesen poner en peligro la salud de nuestros dientes y encías, pero la realidad es que, ya sea por desconocimiento, falta de educación o simple flojera, muchos hemos sido víctimas de los estragos de la caries o padecemos de alguna deformación dentaria.

Lidiar con este tipo de problemas es el pan diario de una joven odontóloga llamada Adriana Díaz, que creció en medio del quehacer odontológico, ya que su padre lo es también.

A ella nos acercamos con el fin de descubrir que hábitos podrían contribuir a dañar nuestros dientes en alguna forma, (aparte de la ya conocida falta de higiene bucal) y por qué. Esto fue lo que encontramos:

El bruxismo. El bruxismo no es más que el hábito de frotarse los dientes unos con otros o apretarlos fuertemente. Díaz aclara que este tipo de comportamiento puede ocurrir consciente o inconscientemente y generalmente como consecuencia del estrés.

“Frotarse los dientes unos con otros provoca desgaste. Las personas casi no le dan importancia… pero ‘tanto le da la gota a la piedra hasta que la rompe”, dice citando un conocido refrán.

Díaz explica que al desgastarse el esmalte, la siguiente capa del diente, la dentina (un tejido más blando que el esmalte formado por células especializadas llamadas células odontoblásticas) queda expuesta junto a sus canalículos dentarios (prolongaciones nerviosas), lo que produce sensibilidad.

Pero apretar los dientes también puede producir dolor en la mandíbula y en la cabeza. Para tratarlo los odontólogos utilizan placas miorelajantes.

Succión digital y lingual.

Tanto chuparse el dedo como la lengua, o incluso el labio, puede provocar daños a nivel dental.

“Cosas tan simples como esa pueden deformar la dentadura”, es la advertencia de Díaz.

Explica que estos hábitos pueden “provocar una deformación a nivel de la premaxila y los dientes” provocando protuberancias dentarias que “a la larga o a la corta convierten a estas personas en pacientes de ortodoncia”.

En odontología existen aparatos para controlarlos. Son los “rompe hábitos”: una especie de rejillas o parrillas a veces combinados con un dispositivo plástico (generalmente una bolita con la cual la lengua se “distrae”) que impiden la succión del dedo y de la lengua. Aún así la odontóloga afirma que es muy importante que los padres corrijan estos hábitos en los niños desde temprana edad.

Masticar hielo y usar los dientes como herramientas.

Aunque pueda parecer algo sin importancia, el masticar hielo o utilizar los dientes para abrir cosas puede producir fracturas o fisuras en los dientes.

“Solo aquellos que han tenido alguna fractura de un diente, que se les ha ido alguna restauración en resina o se les ha abierto la muela fracturada completamente saben darle la importancia que tiene a esto”, explica Díaz.

Así que, definitivamente, por sus condiciones de rigidez, el hielo no está hecho para los dientes, ni es correcto el emplear los dientes como caja de herramientas…

Fumar. No solamente es un hábito muy dañino para sus pulmones, que puede llevarlo a la muerte, sino que además es un problema para sus dientes y encías. Lo que sucede, explica la odontóloga, es que la boca generalmente tiene una temperatura de 36 a 37 grados, pero “cuando una persona fuma un cigarrillo fácilmente la lleva a 39 grados. Está haciéndole una injuria a las encías, a los tejidos periféricos, a la mucosa”, etc. Es por ello que el fumar se asocia frecuentemente a la gingivitis, que es la inflamación o infección de los tejidos que brindan soporte a los dientes.
Por otra parte, ese calor produce que los residuos de alimentos se adhieran a la superficie de los dientes, lo cual es la razón de la característica amarillez de los dientes de los fumadores.

Dulces y cítricos… sin cepillarse. No es que comerlos sea un mal hábito, pero si después de ingerirlos no nos cepillamos o al menos enjuagamos la boca, los ácidos y azúcares desmineralizarán el esmalte (el cual de hecho es el tejido de mayor dureza del cuerpo), abriendo el camino a una bacteria que vive naturalmente en la boca (la Streptococcus mutans) permitiéndole destruir la dentina e incluso la pulpa dentaria donde se encuentran los tejidos y nervios. A este episodio lo conocemos también bajo el nombre de caries dental.

Bulimia. A las personas que padecen este trastorno les ocurre igual o parecido que en el problema anterior: al inducirse al vómito con frecuencia los ácidos gástricos desmineralizan el esmalte de los dientes.

La diferencia está en que los ácidos gástricos son mucho más fuertes que los cítricos y los azúcares, y en que los bulímicos tienden a tener caries “en la parte interna de los dientes, la parte palatina lingual”, concluye Díaz.

Con tantos malos hábitos que romper y prácticas desfavorables para nuestros dientes, Díaz promueve la idea de que en las escuelas se incentive a los niños, desde temprana edad, a tener buenos hábitos de higiene y cuidado personal, especialmente bucal. “Mucha gente no sabe cómo cepillarse”, expresa.

Esta realidad podría cambiar con un poco más de educación y sin duda las visitas al dentista serían más placenteras..

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