– El que parte y reparte, ya se sabe, se queda siempre con la mejor parte, sobre todo si son peledeístas y cuentan con seis de los ocho integrantes del Consejo Nacional de la Magistratura, convocado para el próximo 15 de mayo para elegir a cuatro miembros de la Suprema Corte de Justicia, cinco del Tribunal Superior Electoral y uno del Tribunal Constitucional. Fue lo que hicieron en la última elección de los miembros de las Altas Cortes, con tan poco sentido del comedimiento y el respeto a las formas que designaron a personas claramente identificadas con el PLD y la administración del entonces presidente Leonel Fernández, desfachatez que solo tenía una explicación: blindarse contra cualquier intento de someter a la justicia a los que eventualmente cayeran en la previsible tentación de enriquecerse a costillas del Presupuesto Nacional. El tiempo y el tratamiento que le dio la justicia a los expedientes contra el senador Félix Bautista y el exministro de Obras Públicas Víctor Díaz Rúa demostraron que la estrategia era correcta, pues lo que da sentido a la corrupción, lo que hace que valga la pena “ensuciarse” las manos, es que la impunidad está garantizada. Del resto se encarga la tolerancia hacia el flagelo, y por supuesto la fascinación que siente la materialista sociedad en la que vivimos por el dinero, para muchos el único Dios verdadero. De aquí al 15 de mayo, cuando deberá reunirse, encabezado por el presidente Danilo Medina, el Consejo Nacional de la Magistratura, pocas cosas habrán cambiado como para que pueda decirse que el peledeísmo en el poder cambiará su estrategia propiciando, como se le reclama desde la oposición política y la sociedad civil, que a las Altas Cortes vayan personas independientes, competentes y sin colas políticas que les pisen. Si acaso cambiará algo, por razones que no es necesario citar, será el principal beneficiario del nuevo blindaje judicial, al que tampoco hace falta identificar por su nombre y apellido.