Roa Bastos y primarias

Roa Bastos y primarias

La casualidad conspira. En ocasiones, más que menos, el azar fastidia. Esta vez, empero, permitió el disfrute del centenario del nacimiento de Augusto Roa Bastos in situ. Ocurrió, como si Patiño, el amanuense de El Supremo, hubiera convocado. La ministra, María Elena Wapenka Galeano, miembro del Tribunal Superior de Justicia Electoral de Paraguay-TSJE- recibe con un ejemplar de “Yo El Supremo”. Edición impresa con el auspicio del Congreso Nacional. Releer ese portento escritural y hacerlo en la tierra de su autor, es experiencia envidiable. Volver al arrojo, a la taumaturgia caligráfica. Esa crónica de espanto y desparpajo, pionera del género en el Siglo XX, siempre estremecerá. Indemne, 43 años después de su publicación, a pesar del resabio de algunos hacedores de una escritura urgente, bien vendida, obra de hato parvulario que despunta y desacraliza. Con la entrega de ese tomo singular, comienza la estada de las personas integrantes de la Primera Misión Técnica de Avanzada, presta a observar el desenlace de las elecciones primarias internas simultáneas- celebradas el 17 de diciembre del año pasado-, para que cada partido escoja a los participantes en las elecciones del 22 de abril. El voto de la militancia decidió las candidaturas a la presidencia y vicepresidencia, al Congreso, a la jefatura de los gobiernos de los Departamentos y los escaños al Parlasur.
Inmensidad de estancia, amabilidad de aldea. Entorno plácido y aunque el calor sofoca, deambular provoca. La marcha permite descubrir historias en los nombres de las calles, en adoquines, alfeizares y capiteles. Intuir la barbarie de conquistadores y latifundistas irredimibles, la abyección, el malinchismo.
Presumir en cada rincón, la impronta del autoritarismo que marca, emponzoña, determina proceder. Constatar que pocos recuerdan el atentado que causó la muerte del dictador Somoza, osadía que fue una burla para el régimen de Stroessner-1954-1989. Ocurrió de día en la esquina formada por la avenida América y la calle Brasil. La mayoría nunca lo supo, porque no estaba nacida en el 1980 o porque jamás le interesó el dato.
Verde desolado y pantanoso. Trajinar de fronteras que apresan y liberan, cercan y definen. Límites imposibles, reinado del agua, con nacionalidad distinta. Travesía sin fin de lanchas y paquebotes, llevando y trayendo algo más que sueños. Es Paraguay con su pluriculturalidad, guaraní y castellano establecidos como hablas oficiales. Con su esfuerzo para que las instituciones pervivan, se construyan. Con su Doctor Francia, ese de Roa Bastos, reivindicado en monumentos, nombres de Escuelas, plazas y en el relato de guías eruditos que afirman que fue diferente a los demás: “porque él, señora, no violaba mujeres como Trujillo y repartía entre los más pobres”.
La acogida de los integrantes del TSJE, abruma. Afecto manifiesto, orgullo por propiciar el acompañamiento durante las emblemáticas elecciones. El objetivo principal: evitar los votos repetidos en las listas de los partidos y determinar, con apego a la realidad, la cantidad de militantes correspondiente a cada organización política.
Las ofertas fueron miles, los partidos y organizaciones más de una veintena, sin embargo, la atención estuvo centrada en dos partidos: el Partido Colorado y el Liberal. El triunfo del candidato liberal fue esperado, sin mayores resabios ni expectativas. El más que simbólico partido colorado, que solo fue retado y desplazado del poder por el antiguo presidente, hoy senador, Fernando Lugo, está dividido. Así asistió a las primarias. Nada peor que un pleito entre iguales, entre hermanos separados, que disputan el trono. La agresividad verbal fue manifiesta entre los dos jóvenes candidatos, aspirantes a la nominación presidencial por el partido que tiene 100 años de existencia y ha marcado la vida de generaciones de paraguayos. La asistencia a los centros de votación fue masiva. El resultado, aceptado de inmediato por las candidaturas perdedoras y avalado por los respetados miembros del TSJE. Otra oportunidad para los órganos electorales de la región. Sin desconocer las excepciones, están empeñados en fortalecer la democracia con la realización de un trabajo, capaz de proveer credibilidad en los procesos electorales.

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