Falsos defensores del medio ambiente

Falsos defensores del medio ambiente

Tan pronto el Dr. Antonio Isa Conde anunció la aprobación por parte del Ministerio de Energía y Minas de la explotación de una mina de oro de Romero, en San Juan de la Maguana, un bien orquestado coro de fundamentalistas ambientales, organizaciones comunitarias, representantes de la Iglesia Católica y legisladores se pronunciaron en contra de la explotación, so pretexto de daños al medio ambiente, sin embargo nunca hemos escuchado esas voces pronunciarse a los reales daños que provoca la depredación de nuestros bosques por parte de los haitianos o la contaminación de los principales ríos por parte de grandes empresas.
A diferencia de hace décadas, donde la minería causó graves daños al medioambiente en muchos países, hoy en día existen métodos de extracción que minimizan el impacto y además las empresas mineras saben que es indispensable una explotación sin agredir el medio ambiente para mantener la cotización de sus acciones en la bolsa de valores o captar recursos en los mercados de capitales.
San Juan de la Maguana desde siempre tuvo la vocación de ser el “granero del caribe” pero eso no ha sido posible por múltiples factores que escapan al objeto de esta entrega. San Juan no tiene la ubicación geográfica para un desarrollo turístico o de zonas francas; ciertamente tiene factores para convertirse en un gran productor de ciertos rubros agrícolas, pero eso no es suficiente para transformar una de las provincias más pobres del país en una con mejores ingresos, sin embargo es rica en recursos mineros que pueden ser explotados para beneficio de sus habitantes.
El Ministro de Energía y Minas explicó que la explotación sería subterránea, la primera del país, que no se utilizarían las aguas del Río San Juan, que el 40% de los beneficios de la explotación irían al Estado. Faltando la aprobación por parte del Presidente Danilo Medina, todavía el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales no ha otorgado el permiso ambiental y sin conocer a fondo el detalle del proyecto, estos sectores han movilizado sus recursos mediáticos para propalar, sin aportar pruebas científicas, que la explotación de la mina va a afectar los recursos hídricos e impactar negativamente en el sector agropecuario.
Lo extraño es que esos fundamentalistas ambientales nunca se han pronunciado en contra de la depredación de nuestros bosques, incluyendo en el mismo San Juan de la Maguana, por parte de los haitianos para fabricar carbón, tampoco hemos escuchado a esos sectores pronunciarse por la degradación de nuestras principales fuentes fluviales, como el Ozama, Isabela, Yaque del Norte y otros en cloacas contaminadas por el vertido sin tratar de los efluentes industriales y por las aguas negras de los barrios marginales que se han instalado en las riberas de esos ríos.
Esos sectores se movilizaron por la instalación de una fábrica de cemento en una zona cercana al Parque Nacional de Los Haitises, muy bien, pero jamás se han movilizado en contra de los ilegales haitianos que en esa área protegida, la mayor reserva de agua subterránea del país, destruyen los bosques para fabricar carbón y exportar a su país, que fue devastado, por la acción irresponsable y depredadora de sus habitantes y gobiernos indolentes, que transformaron un territorio, otrora rico en bosques, en el primer erial del Caribe.
La explotación de nuestros recursos naturales con respeto al medio ambiente y en beneficio de las comunidades es posible y las autoridades deben emprender estos proyectos por encima de estos grupos de presión enemigos del progreso, que son los mismos defensores de la invasión pacífica haitiana que a la vuelta de unos años será causante en el país, entre otros daños, de un desastre ecológico.

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