Redescubrir a Salomé

Redescubrir a Salomé

Verla más allá de la imagen y de la perfidia. Más allá del marido y la congoja, de los hijos y la hija. Acercarse con la mirada de este tiempo, sin olvidar todos los tiempos que es. Hacerlo en este momento de frivolidad ideológica, es importante. Carmen Durán Jourdain tiene el don del buen decir. Sabe comunicar. Estar en las aulas desde los 17 años entrena, permite intuir emociones en la audiencia para continuar o detenerse. Y cuando el tema apasiona, la exposición compromete, permite un enlace motivador. Eso sucedió el día 21 de marzo, en la Escuela de Formación Electoral y del Estado Civil -EFEC-, cuando la historiadora comenzó su disertación. Correspondió a Salomé Ureña Díaz, el tercer turno en el Ciclo de Paneles sobre Pensamiento Social y Político Dominicano, iniciado el 26 de enero, idea del director de la EFEC, Clodoaldo Mateo Villanueva. La admiración y el conocimiento de la vida de la creadora del Instituto de Señoritas, fue evidente en cada frase. El contexto socio político que determinó la personalidad de la poeta, fue piedra de toque para comprender sus reclamos, sus devaneos y pesares por una patria sufriente, recién estrenada y golpeada.La hija de Nicolás Ureña de Mendoza y Gregoria Díaz de León, nació el 21 de octubre de 1850. Lectora precoz, tuvo una educación inusual para las mujeres de su época. Fue alfabetizada por su madre y su padre condujo su formación, cual preceptor.Escribía poemas desde los 15 años y publicaba con el seudónimo de Herminia. Durán Jourdain cita notas dela biografía escrita por Silveria Rodríguez, publicada en el año 1944, revisada por Pedro Henríquez Ureña.Hace un recuento de las mujeres poderosas e incomprendidas, relegadas y vilipendiadas. Cita a Sor Juana Inés de la Cruz, la voz de quienes no tenían voz. La investigadora subraya el respeto que sentían por Salomé sus contemporáneosy la popularidad que sus estrofas lograron. Eugenio María de Hostos, inspirador, guía de Salomé la describe: “Sacerdotisa en el aula, una pitonisa en el arte, un mentor en el hogar.”Sin embargo, la crítica reprobaba el “tono viril” de sus poemas. Inconcebible que una mujer tuviera preocupaciones políticas, que denunciara o fuera rebelde.
José Alcántara Almanzar, en Estudios de la Poesía Dominicana- Alfa y Omega 1979- afirma que Salomé es la primera mujer que escribe poemas a la patria. “La Patria fue su gran preocupación. Ella vivió en una época de guerra contra Haití, lucha contra la dominación española, gobiernos despóticos, corruptos, varias dictaduras…”
El público asistente redescubrió a Salomé, gracias a la conferencia de Durán Jourdain. Otra es la dimensión cuando se conocen sus cuitas de esposa abandonada, de madre separada de su prole, privada de abrazos y ternura, debido a una enfermedad contagiosa. Cuando se ratifica su desvelo en procura de la educación.
La creación del Instituto de Señoritas, en el 1881, la califica como pionera indiscutible. La primera graduación de maestras normales en su instituto fue el 17 de abril de 1887. El orgullo manifiesto auguraba días de transformación pedagógica, de inclusión. Seis egresadas tenían la encomienda.
Pasar del susto de la sencilla ave a Ruinas y Sombras, a su empeño educativo, debe incluir un pasadizo de compromiso, miedos y aciertos, para comprender quien fue. En el Epistolario de la Familia Henríquez Ureña, está su estro y su padecer. Desde su retiro en Puerto Plata, buscando aire para sus pulmones deshechos, escribe a la familia, cuenta pesares. Reclama al esposo ausente.“Pancho: es admirable la habilidad que tienes para colocarte en el ara y ponerme en el escabel.”
En la colección está el detalle de sus penurias. En carta fechada en diciembre de 1896, el desconsuelo es patente: “Cuantos idilios solitarios. Nada me seduce, nada me encanta, el mundo ha desaparecido por completo y solo existe mi hogar entre las sombras de una noche infinita aguardando las claridades de la aurora.” Muere, tres meses después, el 6 de marzo de 1897.

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