Tengo la esperanza de que el problema del déficit comercial de República Dominicana con el resto del mundo comenzaría a superarse en la medida que el Consejo Nacional de Competitividad vaya adoptando medidas que incentiven las exportaciones y eliminen trabas que limitan la competencia en el mercado internacional y permitan una mayor producción de bienes con calidad.
Todavía el país no ha aprovechado los acuerdos comerciales, el DR-Cafta y el Epa, los cuales permitieron abrir las puertas a mercados importantes.
El desarrollo sostenible del país va a depender de la producción que alcance con calidad para ser colocada en el exterior, la que permitirá mayor generación de divisas y la creación de fuentes de empleo. No podemos continuar pensando en los ingresos por concepto de remesas y turismo y dejar a un lado los productos primarios.
La iniciativa del Gobierno de crear el Consejo Nacional de Competitividad va en esa dirección, y cuyos integrantes no deben abocarse sólo a teorizar cuando hay una amplia agenda pendiente que exige ejecución en forma inmediata.
Las exportaciones registraron en el primer trimestre de este año un aumento de 14 por ciento en relación con igual período de 2017, lo que refleja un buen indicativo sobre el futuro del mercado exterior, pero se debe fortalecer los sectores productivos dirigidos a aumentar la colocación de bienes en los mercados internacionales.
Sin embargo, en el 2017 el valor de las exportaciones registró un monto de US$10,120.7millones, pero las importaciones alcanzaron US$17,700.3 millones, lo que significa un déficit de la balanza comercial de US$7,579.6 millones.
Históricamente, el país registra un déficit en la balanza comercial con el resto del mundo, y la creación del Consejo Nacional de Competitividad es un reconocimiento de las debilidades del aparato productivo.