Escolares embarazadas

Escolares embarazadas

JESÚS DE LA ROSA
Una nota de prensa del periodista Manuel Espinosa publicada en la página 15 de la sección B del periódico Hoy, edición correspondiente al 9 de mayo recién pasado, expresa que directores de escuelas y de liceos públicos de la provincia de San Juan de la Maguana expulsan a las alumnas que detectan que están embarazadas.

Nuestro corresponsal en esa provincia sureña expresa que: “Informes obtenidos indican que cuando los directores de esos planteles escolares se enteran de que una o más adolescentes están embarazadas, mandan a buscar a sus padres, se reúne con ellos, les explican que éstas por estar en gestación no pueden estar juntas con las demás y éstos optan por llevárselas.

De la nota de Manuel Espinosa deducimos que en San Juan de la Maguana, al igual a como sucede en otras provincias del país, resulta alarmante el número de casos de escolares y de colegialas embarazadas.

No hay que celebrarle la gracia ni organizarle un “baby shower” a la estudiante o a la colegiala que resulte embarazada; por el contrario, debemos de hacerle ver tanto a ella como a su novio que han cometido una falta grave; y advertirles a los dos que tendrán que responder por su conducta. Eso, de ninguna manera significa que a la adolescente embarazada y al autor del embarazo se les niegue el derecho a educarse, derecho éste que ni a los criminales se les niega.

¿Cómo proceder en esos casos con apego al Reglamento Orgánico de las Instituciones Educativas Públicas?

Para la aplicación de correctivos por faltas graves cometidas por estudiantes como aquellas que atenten contra el pudor y la decencia se constituye el Consejo de Disciplina del establecimiento docente donde esas inconductas han tenido lugar. Dicho organismo está integrado por cinco personas: el Director del centro, el Orientador vocacional, un representante de los maestros, un representante de la Asociación de Padres, y un representante del Consejo Estudiantil.

Las sanciones que el Consejo de Disciplina de una escuela o de un liceo le impone a los estudiantes por haber cometido faltas graves les son comunicadas por escrito a los padres de éstos.

En caso de embarazo, lo más recomendable es reorientar los estudios de la joven embarazada enviándola a un liceo nocturno o a una escuela vocacional, de manera que pueda, estudiando y trabajando, sobreponerse y reorientar su vida.

De procederse así, no se estaría violando ninguna ley ni ninguna de los reglamentos vigentes.

El caso se complica cuando el autor del embarazo es un profesor, un empleado, o una persona adulta ajena a la escuela.

Suponemos que el Director Regional de Educación con asiento en San Juan de la Maguana ya ha tenido tiempo de enterarse de lo que está ocurriendo en los establecimientos docentes bajo su jurisdicción.

Es mucho lo que sufre una adolescente embarazada cuyos padres no disponen de recursos económicos para esconder o disimular la falta cometida. Casi siempre, la niña desgraciada, presionada por sus progenitores, abandona su hogar materno, para refugiarse en el del novio o en de una amiga.

Un matrimonio o un concubinato entre adolescentes sin oficio y sin fortuna no suele ser duradero. Cuando se trata de una colegiala embarazada de padres con recursos, la solución no resulta tan traumática. Es que en sociedades como éstas, el dinero casi todo lo puede.

Muchos casos de embarazos de adolescentes podrían evitarse con una enseñanza sexual adecuada. Pero, lamentablemente, nuestros maestros no están formados para impartirla. La mayoría desconoce cómo se agiliza la comunicación amorosa y cómo se vencen las inhibiciones y los prejuicios. Y, la mayoría de los padres de familias se muestra renuente a instruir a sus hijos sobre un tema tan delicado como el sexual.

¿Cómo un maestro o una maestra le va a explicar a un alumno o a una alumna el hecho de que ningún aspecto de la vida ofrece mayor placer, satisfacción y plenitud emocional y física que la actividad sexual?

Ante el hecho de tantas adolescentes embarazadas; y ante la falta de una política para contrarrestarlo, proponemos la calibración en el verano próximo de un seminario en el que participen autoridades escolares, maestros y maestras, orientadoras, religiosos, dirigentes comunitarios, y personas interesadas en encontrar una solución al problema que representa el número alarmante de escolares y colegialas embarazadas.

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