Gran vergüenza para todos

Gran vergüenza para todos

El posicionamiento de la República Dominicana en el Indice de Competitividad Global 2010-11 es una vergüenza no sólo para los actuales gobernantes, sino para todos los que nos han regido en las últimas décadas y para todos los dominicanos y dominicanas conscientes.

A los actuales gobernantes corresponde una cuota alta de responsabilidad, porque han regido el país durante 11 de los 15 años post Joaquín Balaguer, y porque en esta última evaluación en vez de mejorar descendimos de la posición 95 a la 101 entre 139 naciones evaluadas.

Pero también son responsables todos los que han gobernado el país durante más de cincuenta años de crecimiento económico, tanto como para ser considerados entre los primeros del mundo en esa materia. Pero un crecimiento dispendiado, malversado, que sólo ha servido para una mayor concentración de la riqueza y para el despilfarro. Lo que más hemos logrado es el mejoramiento de la infraestructura, especialmente de edificios  con proliferación de torres y obras viales que encandilan a muchos hasta el punto de confundir el crecimiento urbanístico con el desarrollo humano.

He sentido una pena y una vergüenza inmensas al comprobar que nuestro país se encuentra en los últimos veinte escalones en dieciocho de los factores de esa evaluación internacional, y en ocho de los últimos ocho, siendo campeones en favoritismo de los funcionarios públicos, en lo que ocupamos el escalón 139, y subcampeones en despilfarro en el gasto gubernamental con la posición 138. Si le agregamos que en el renglón desvío de los fondos públicos quedamos en el puesto 134, estamos obligados a concluir en que deberíamos morirnos de vergüenza.

Que ocupemos la posición 133 en calidad de la educación general, la 137 en calidad de la educación primaria y la 136 en calidad de la educación matemática y científica podría explicar la indiferencia con que recibimos este índice que mide la capacidad de los evaluados para competir en este mundo globalizado.

De que somos responsables colectivamente nos grita el que ocupemos el escalón 123 en la tasa nacional de ahorro, lo que quiere decir que sólo hay 16 peores. Es una demostración de la propensión al derroche y a la irresponsabilidad de amplios estamentos de las clases medias y altas.  

No sé a usted, estimado lector, pero a mí me estremeció y dio ganas de llorar cuando terminé de elaborar un cuadro con los 18 renglones en que estamos peor en el índice de competitividad del Foro Económico Mundial, a cuya última reunión asistió el presidente Leonel Fernández el pasado mes de enero en Suiza. Tenemos que averiguar qué podemos hacer para superar tantas miserias.

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