Energía hidroeléctrica

Energía hidroeléctrica

De cara a la cada vez más profunda crisis del sector eléctrico del país, diferentes proyectos hidroeléctricos forman parte de las respuestas a la necesidad de búsqueda de nuevas alternativas de fuentes de energía renovable y limpia. Provocada por la expansión continua de un modelo económico cuyo funcionamiento depende de una también creciente demanda de energía, esta búsqueda  también ha provocado el surgimiento de otras formas alternativas, como la eólica o el biodisel.

Ante la inminente realidad de que las fuentes de energía fósil y nuclear son finitas, además de los consabidos problemas ambientales de contaminación que acarrea el abuso de las energías convencionales, tales como el petróleo y la combustión de carbón, ha tomado impulso el desarrollo de estos proyectos  en espacios de toma de decisiones y de definición de políticas públicas.

Así, en la Cumbre por la Unidad Nacional para Enfrentar la Crisis Mundial, se determinó que al menos un 10% de los beneficios obtenidos por Ege-Haina serán destinados a dar mayor impulso al desarrollo de minicentrales hidroeléctricas y apoyar la electrificación rural.

Según explica Rafael Suero, administrador de Empresa de Generación Hidroeléctrica Dominicana (EGEHID), las centrales hidroeléctricas con que se cuenta actualmente en el país, registraron una generación bruta total de 6,708 millones, 582,315.53 kilovatios/hora (KWH) durate el período 2004 al 2008. De esta generación fueron enviados al sistema 6,629 millones 504,052.17 kilovatios/hora, atribuida en su mayoría a los consumos de estación y pérdida de transformación. Durante ese período se logró facturar al sistema eléctrico interconectado la cifra de 24,473.13 millones de pesos por concepto de venta de energía.

 No obstante, el país continúa desarrollando proyectos para expandir el potencial hidroeléctrico. Algunos ya están en marcha, como Pinalito,  Las Barías,  y Palomino. El monto presupuestal de todas estas obras asciende a 800.47 millones de dólares.  Otros proyectos aún pendientes esperan el momento de iniciarse.

Entre las ventajas de los proyectos hidroléctricos, además de contribuir a evitar la subida de los niveles de agua de los océanos, presenta  otras ventajas como la implementación de proyectos de piscicultura, generando de empleos directos e indirectos.  La generación de energía a partir de recursos renovables, incidirá favorablemente en la disminución de las importaciones de petróleo al país.  

Una fuente vieja

La primera vez que en República Dominicana se incursionó en la energía hidráulica fue en el año 1926, con la instalación en  San Juan de la Maguana de una turbina hidráulica con potencial de 44 caballos de fuerza (HP), que funcionaba acoplada a un motor eléctrico. Luego en 1946 fue construida la central hidroeléctrica Inoa, ubicada en San José de las Matas, en Santiago.

Cuando en 1973 entró en servicio el complejo hidroeléctrico de la Central Tavera, se unió a otras dos centrales ya existentes: Jimenoa (1950), en Jarabacoa, y Las Damas, (1967), en Duvergé, provincia Independencia, para formar parte del Sistema Eléctrico Nacional.

 Con la entrada a línea de Valdesia (1975) y Rincón (1978) la CDE dispuso una reestructuración  en su organización, en la cual la Superintendencia de Plantas pasó a ser la Dirección de Producción y la supervisión de plantas hidroeléctricas fue elevada de categoría pasando a llamarse Gerencia de Plantas Hidroeléctricas. En 1992, la incorporación de las centrales Jigüey y Aguacate aumentó en un 67.89% la potencia instalada del parque hidroeléctrico.

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