La música en la educación dominicana

La música en la educación dominicana

La música tiene una gran presencia en nuestra cultura. Desde nuestros ancestros taínos y africanos encontramos una vida cotidiana bañada de baile, música, ritmos y creatividad musical. En nuestra población se reproduce esta herencia cultural, la vida cotidiana está bañada de música y ritmo desde las residencias hasta los vehículos y guaguas.

A pesar de la intensa relación existente entre la música y la vida cotidiana, nuestra población no ha tenido oportunidad de educarse musicalmente.

La importancia de la educación musical en la formación de las personas desde la niñez se demuestra en muchos estudios. En la Grecia antigua la música era una de las principales disciplinas del currículo educativo junto a las matemáticas, la geometría y las bellas artes en general.

La educación musical es fundamental para la formación del niño y la niña. Con la música el infante desarrolla destrezas psicomotoras, maneja mejor su cuerpo y aprende a expresar libremente sus sentimientos y emociones. Igualmente desarrolla sus destrezas lógico-matemáticas, aprendizaje de idiomas, concentración, disciplina, destrezas cognitivas así como su inteligencia emocional.

El niño y la niña cantan en forma natural. El canto es nuestro instrumento musical natural   y debe ser trabajado con la educación de la voz, así las cuerdas vocales no se maltratan y aprenden a respirar relajadamente. La respiración es fundamental para el ciclo vital.

Todos los beneficios que ofrece la educación musical están totalmente negados para la población infantil de los estratos pobres y gran parte de los estratos medios.  Muy pocos centros en el país imparten educación musical como prioridad y con una visión formativa y de calidad. En algunos casos solo se les enseña a tocar flauta o cantar en coros sin educación de la voz, en muchos coros escolares sus integrantes gritan no cantan.  

Lamentablemente no se cuenta en ninguno de los municipios y comunidades con escuelas de música públicas para la población infantil y juvenil de escasos recursos. La bandas de música han desaparecido y con ello los coros tanto de las escuelas como municipales.

La música es una excelente herramienta para el desarrollo de una educación para la paz. Si nuestros infantes y jóvenes tuvieran acceso a una educación musical integral se podrían desarrollar procesos de cambios sustanciales en nuestros patrones de convivencia colmados de violencia y agresividad.

El estado debe  asumir su responsabilidad de ofrecer políticas sociales dirigidas a la población infantil y juvenil y su desarrollo humano.

Una inversión sustancial en una educación de calidad que integre la educación musical en las escuelas con igual importancia que las matemáticas, escuelas de música municipales y comunitarias así como bandas y coros municipales, es fundamental.

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