Ciriaco Ramírez, combatió decididamente a invasores franceses

Ciriaco Ramírez, combatió decididamente a invasores franceses

POR ÁNGELA PEÑA
«¿Has oído decir que la historia la escriben los vencedores?». La pregunta, formulada por el historiador Wenceslao Vega Boyrie, resume la desinformación existente en torno a la conducta de Ciriaco Ramírez, la escasa documentación sobre su vida y el tímido reconocimiento que ha merecido el revolucionario, destacado combatiente contra la ocupación francesa de la parte española de la Isla, impuesta por el gobernador Mario Louis Ferrand entre 1801 y 1809.

Las mayores noticias sobre el decidido luchador, dice, «las tenemos de Juan Sánchez Ramírez, su adversario. Los dos lucharon juntos y se ayudaron mutuamente porque Ciriaco tenía mucha fuerza popular en el Sur y sus soldados fueron muy importantes contra los franceses y decisivos en el triunfo nuestro, pero al final tomaron caminos diferentes y se acusó a Ciriaco de actos que a lo mejor cometió o no, no se sabe porque nada más estamos viendo la palabra del acusador, la defensa de él no la conocemos», aduce Vega, el más reciente biógrafo del hijo de Azua, aunque nacido en Cádiz.

«Lo poco que se sabe de Ciriaco Ramírez proviene de sus adversarios, y no es nada positivo», reitera.

Ciriaco Ramírez, cuenta, era el segundo hombre a las órdenes del héroe de Palo Hincado, al que respaldó con sus batallones «para unirse a los contingentes de otras regiones que propugnaban por lograr la salida de las tropas francesas y reincorporar esta parte a la Corona Española en la Guerra de la Reconquista (1809-1910)». Ferrand puso precio a la cabeza de Ciriaco, participante activo en el sitio de la ciudad de Santo Domingo, escribe Wenceslao Vega y comenta que, sin embargo, «fue criticado por Sánchez Ramírez por abandonar una fortaleza (Castillo de San Jerónimo) después de capturarla».

Señala que hubo contradicciones iniciales entre ambos sobre la forma de llevar a cabo la guerra, principalmente en cuanto al mando, que Ciriaco entendía que debía ser compartido. Las desavenencias alejaron a Ciriaco por un tiempo de la acción «pero Sánchez Ramírez necesitaba de él y de sus tropas, se reconciliaron y unieron de nuevo. Esta reconciliación no fue definitiva pues al final sus aspiraciones de dirigir la campaña y sus intenciones separatistas los distanciaron finalmente de la causa que prohijaba Sánchez Ramírez de retornar a la soberanía española».

Las pretensiones de Ciriaco, significa, eran independentistas. Sánchez Ramírez triunfa, reconquista la colonia y gobierna en nombre de España. A partir de entonces «destruye a Ciriaco Ramírez acusándolo, marginándolo, mandándolo preso a Puerto Rico donde lo juzgan y condenan».

El doctor Wenceslao Vega estudió la trayectoria de Ciriaco Ramírez por encargo de la Academia Dominicana de la Historia, de la cual es Miembro Correspondiente, para integrar la mini semblanza del inquieto militar a un Diccionario Biográfico de Personajes Hispanoamericanos, desde el periodo colonial hasta la Independencia, que prepara la Real Academia Española.

«Por los estudios que he hecho creo que ha sido mal interpretado y que lo que se dice de él proviene de personas que no estaban de acuerdo con su pensamiento y que lo acusaban de conspirador y revoltoso porque era sospechoso de tener contacto con los independentistas de Venezuela, y de querer que el Santo Domingo español no volviera al dominio de España. De ahí el temor de ponerlo en posiciones de mando importantes o de llevarlo a formar parte del gobierno cuando los franceses fueron expulsados», anota el catedrático de la Universidad Católica de Santo Domingo.

Juan Sánchez Ramírez, observa, excluyó a Ciriaco de la organización de una Junta, no lo convocó al paraje de Bondillo donde levantó el acta proclamando la reincorporación, atribuyéndole formar una junta paralela «con un proyecto que fomentaba realmente el perjuicio de la Patria. Lo calificaban como «hombre por naturaleza inquieto y turbulento».

Manifiesta que «ya afianzado Sánchez Ramírez como Gobernador, y temeroso de la rivalidad de Ciriaco, ordenó su persecución bajo la acusación de descuido y criminal manejo y de conspirar contra la unidad de la lucha contra los franceses, sosteniendo pretensiones emancipadoras». Ciriaco y sus compañeros Agustín Franco, Andrés Pineda y Manuel Peralta estuvieron varios meses encerrados en el Castillo del Morro, en San Juan, Borinquen, y sentenciados en septiembre de 1810. Ciriaco fue condenado a destierro en Ceuta, donde murió en 1819.

CIRIACO RAMÍREZ

Nació en Cádiz y se estableció en el Sur luego del traslado de su familia a Santo Domingo. En el proceso judicial que se le siguió en 1810, refiere Vega Boyrie, declaró tener treinta y cinco años de edad, ser de raza blanca, agricultor y vecino de la ciudad de Azua. Descrito como «de estatura gigante, una voz terrible y carácter feroz», su destreza militar se evidenció en combates como los de Malpaso y Sabana Mula donde, con sus tácticas de guerrilla pudo vencer a las tropas francesas, mejor organizadas que las suyas, cualidades que lo hicieron indispensable para Juan Sánchez Ramírez».

Wenceslao Vega, que basó la biografía del guerrero en las escasas referencias documentales existentes en el país, entre las que consultó el Diario de la Reconquista, de Juan Sánchez Ramírez, considera que es insuficiente el homenaje de la pequeña calle con el nombre de Ciriaco Ramírez, en el barrio Don Bosco.

«Fue un precursor de la idea de Independencia en 1810, cuarenta y cuatro años antes de que se proclamara y diez o veinte antes de la Independencia Efímera, o sea que es un pionero, un adelantado al movimiento de los trinitarios, muy admirable porque era español, no era mulato ni ex esclavo, que cualquiera pudiera pensar que quería retornar su Isla a España, tenías ideas más avanzadas».

Opina que debería ostentar, en su honor, una vía más relevante que la que tiene en Santo Domingo y que otra, en Azua, se denomine con su nombre. «No puedo sugerir un busto porque no sabemos cómo era, pero sí la celebración de un acto, colocación de una placa, emisión de un sello conmemorativo», recomendó.

Sobre Ciriaco Ramírez dice Alcides García Lluberes: «Cuando ocurrió Palo Hincado, ya un bravo hijo del Valle de Azua, Ciriaco Ramírez, había enseñado al país, desde el desfiladero de Malpaso, a vencer al francés: había repelido las fogosas acometidas de Aussenoc, quien tuvo que retroceder hasta Azua lamentando la muerte de su bravo teniente Pointe, cuyo cadáver rodó por las gargantas de aquella sierra, tal vez confundido con alguna medalla conmemorativa de la ruta de las Pirámides».

En cuanto a las acusaciones que enturbian su imagen, escribió: «Don Juan Sánchez Ramírez trata de obscurecer los méritos del caudillo azuano en esta guerra, haciendo omisión de lo que pudiera levantar el nombre de soldado de Don Ciriaco, y emite conceptos muy desfavorables respecto de su personalidad moral, parece que por motivos de rivalidad». Destaca su nacionalismo al declarar: «Combatir aquel régimen era ser patriota, era luchar por acercarse a la consecución del más propio o del único ideal dominicano. Azua entra resuelta en la conspiración que inicia don Juan Sánchez Ramírez y llega a los hechos primero que el insigne cotuisano».

La calle Ciriaco Ramírez nace en la 27 de Febrero y muere en la Leopoldo Navarro.

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