Semana Santa en República Dominicana: Fe, cultos y tradiciones

Semana Santa en República Dominicana: Fe, cultos y tradiciones

De señal a señal

La Semana Santa en República Dominicana se vive de diferentes formas, ya que en este receso muchos buscan un merecido descanso, lo que conlleva la planificación de trasladarse a lugares y sitios de acuerdo a la economía de cada quien, y otros prefieren disfrutar la paz de su hogar y cumplir con el rigor de las tradiciones y esta época de fe y recogimiento.

Llega con la Semana Santa la toma de decisión y las preguntas: ¿Dónde ir? ¿Qué hacer? Playas, montañas, viajes a diferentes puntos del país, viajes al extranjero, muchos toman cruceros, y van dejando las ciudades tranquilas y respirando en este tiempo que la Iglesia destina para la reflexión, porque la Semana Santa es el momento más tranquilo del año, es tiempo de recogimiento y de encuentro con Dios. Eso creemos y nos han enseñado. Es una época de renovación y de alegrarnos en la fe. Supuestamente debía ser el momento de mayor sacrificio de los cristianos, porque se celebra la crucifixión del hijo de Dios, nuestro Señor Jescucristo, quien muere sacrificado para salvar a los hombres y mujeres del pecado, ofreciendo su propia vida, lo que representa mucho dolor, que debemos emular con mayor entrega y solidaridad entre nosotros, mayor comprensión y tolerancia.

Lamentablemente, el mundo cristiano vive una Semana Mayor muy desordenada, en la que mueren miles de personas en el mundo, en accidentes, ahogados, intoxicados o drogados. Todo esto demanda muchas campañas de prevención de los gobiernos a fin de evitar en lo posible estas tragedias.

Considero que es profiláctico “bucear” en la religiosidad, y como estamos en el país con la primera ciudad del Nuevo Mundo, podemos disfrutar de las tradiciones y ritos, como por ejemplo, la visita a siete monumentos los Jueves Santos en la noche o en las primeras horas del Viernes Santo. Hablamos de una experiencia purificadora y espiritual para incluso los no creyentes, pues puede disfrutar los monumentos coloniales y se convierte en beneficio cultural.

Otros, fieles a las tradiciones religiosas-cristianas, sobre todo los católicos, guardan estos días como Dios manda, y asisten a las procesiones, todas en la Ciudad Colonial en el caso de la capital de Santo Domingo, entre las más frecuentadas está el Santo Entierro. El calendario de la Semana Mayor incluye muchas actividades y celebraciones, siendo, como expresé antes, la del Jueves Santo muy hermosa pues se visten las iglesias de las escenografías de los monumentos, que desde el atardecer hasta la madrugada reciben la visita de feligreses.

Muchos amigos y amigas recuerdan en su niñez y juventud la experiencia de los guardias romanos que un grupo de jóvenes representan frente al Jesús Sacramentado y hacen la vigilia, luego conducen la procesión del Viernes de Crucifixión. Los jóvenes amigos de esa época eran quienes se vestían o disfrazaban de guardia romano, entre otros, destacamos a Freddy Beras-Goico. Y estos mismos se disfrazaban también para el Desfile de los Reyes Magos, los 5 de enero en la noche.

La Semana Santa inicia el Domingo de Ramos y finaliza el Domingo de Pascua. Durante ese tiempo, los católicos viven el triduo pascual: pasión, muerte y resurrección de Cristo.

El Domingo de Ramos el pueblo “acompaña” a Cristo desde su entrada en burro a Jerusalén. Se hace una procesión con palmas que se bendicen en la misa, recordando la entrada triunfal de Jesús. Aunque hay alegría, esta representa “la entrada a la muerte, al sufrimiento, signo de redención”.

Pocos días después, el Jueves Santo, se celebra la Santa Cena, que conmemora la institución de la eucaristía y el rito del lavatorio de pies. Meditamos en dolor: es el día previo al apresamiento y crucifixión de Jesucristo. Al terminar esa misa, el tabernáculo donde deben guardarse las hostias sagradas permanece abierto, vacío, y estas se llevan a un “altar de reposo” frente al cual la gente permanece en adoración. La iglesia queda sin velas. Paños oscuros cubren los adornos relevantes.

Llega el Viernes Santo, centrado en la pasión y muerte de Cristo. La gente hace un peregrinaje espiritual, el vía crucis, y a las 3:00 p. m., hora aproximada de su muerte, en cada parroquia se reverencia la cruz, puesta en el santuario, con un beso o una genuflexión. El Sábado Santo se acompaña simbólicamente a la Virgen María con vigilias y ayuno. Jesús ha muerto y no hay misa.

Fraternidades, cofradías, creyentes, penitentes e incluso curiosos van en procesión por la ciudad en estos días; algunos cargan sobre sus hombros figuras religiosas, otros caminan, oran y entonan cantos relacionados con los sucesos que reviven.

Finalmente, llega la Pascua, llenando todo con la alegría de la resurrección. Júbilo, cánticos, iglesias maravillosamente adornadas… Llega la fiesta y la alegría, la iglesia se llena de gozo: ¡Cristo ha vencido al pecado y la muerte! Entonces la vida vuelve a la normalidad, pero se dice que los creyentes que pudieron vivir la cruz y la resurrección, cambian…

Volviendo a lo terrenal, desde estas fechas empezamos que si para el Valle del Tetero, que si al resort al o más cual, que a la finca o casa veraniega de amigos y familias, los cuestionamientos “mevoydondemiprimo”, cuidado si está “full”; en fin, vamos decantando hasta si tenemos suerte y logramos una reserva hotelera, donde se ajuste calidad-precio. A otros y otras nos da por lo cultural y tranquilo, disfrutamos la masiva fuga de personas hacia otros lugares, y descubrimos un Santo Domingo de los 60-70, sin tapones, sin polución de gases vehiculares. Aprovechamos para disfrutar lecturas que tenemos de cabecera, sobre todo los del “boom latinoamericano” Rulfo, Cortázar, García Márquez, Sábato, Vargas Llosa, los cuentos de Federico García Godoy, Juan Bosch y Virgilio Díaz Grullón; las novelas de Leonardo Padura, Isabel Allende o de Marcio Veloz Maggiolo. Otra sugerencia son los más recientes de autores dominicanos, como Tony Raful, Ángela Hernández, Emilia Pereyra, entre otros y otras.

Pueden ser los últimos premios Nobel de Literatura: Alice Munroe y Mo Yang. Volver a los clásicos Ernest Hemingway, Faulkner, John Dos Passos. Talentos confirmados como Julia Álvarez o Junot Díaz. Las últimas películas ganadoras del Oscar y de otros premios y festivales europeos de cine, como el de Cannes, el Goya, el de Venecia y San Sebastián. Reírnos y llorar con algo de Almodóvar, y de música, bueno depende de los gustos, por mi parte me voy primero con los españoles (desde Sabina hasta Pedro Guerra, Alejandro Sanz, Calamaro, Martirio, El Cigala y las Flores: Rosario y Lolita), así como los cantantes de textos: Serrat, Aute, Víctor Manuel y Ana Belén, Mercedes Sosa o Chavela Vargas. La nueva trova cubana, y los boleros de los 60, en versión clásica o regrabados, hasta la música sacra de la estación de la Cuaresma. En fin, un recuentro sosegado con uno mismo y con sus familiares, amigos y allegados, qué mejor momento para irnos a tomar un café, o tomar unas cervezas con tapas, en un “téte a téte” con quienes escojamos.

No podemos concluir sin que disfrutemos la gastronomía dominicana de la Semana Santa, que incluye desde bacalao versiones diferentes, hasta buen pescado al vapor o al horno, salsitas aparte, recomiendo la de coco, un día al año nada hace daño, por aquello del colesterol de la base de esta salsa, y para cerrar con broche de oro, el postre de la temporada, la habichuela con dulce. ¡Decídase por su alternativa y disfrútela!

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