A PLENO PULMÓN
Disolución estimativa

<STRONG>A PLENO PULMÓN<BR></STRONG>Disolución estimativa

Mientras esperaba la apertura del programa “Aparte y Punto” pensaba, angustiado, en el tema del artículo que debía escribir para la columna periodística “A pleno pulmón”.  Aunque todas las mañanas tenga parecidos problemas, esta vez sentí más vivamente el latigazo de las urgencias periodísticas.  ¿Qué resumen podemos hacer de los problemas sociales de la RD?  Empecemos por los crímenes.  Aparentemente, una mujer que había quemado antes tres de sus hijos, decidió ahora quemar otros dos.  Algo horrible que inclina a pensar en deficiencias mentales contiguas al “endemoniamiento”.  Las noticias acerca del caso revelan que algunos niños son encadenados, habitualmente, cuando las madres salen a trabajar.

Otra mujer optó por echar su niño recién nacido en un pozo séptico; hay niños que matan abuelos, padres que apuñalan hijos, adolescentes que envenenan maestras.  ¿Siempre ha ocurrido así?  ¿Con la misma frecuencia? Sujetos drogados acaban a tiros con toda la familia y hieren a los vecinos.  Nada de esto tiene que ver con “el crimen organizado”: es la criminalidad a secas, sin organización alguna; la criminalidad “espontánea” que surge del fondo de nuestra sociedad empobrecida, desalentada, desmoralizada.  Entre los grupos sociales muy pobres hay tan poca comida como poca esperanza.   

El “crimen organizado” es otra “cuestión de gran bulto”. Pero es un problema que afecta muchas sociedades, no solamente a la sociedad dominicana.  Además, en todo el mundo existen instituciones especializadas para perseguir narcotraficantes y centros de rehabilitación de adictos a las drogas.  Nos toca, claro está, parte importante de esa dolorosa “pandemia”, agravada por nuestra falta de normas y sanciones.  La criminalidad “propia”, local, vernácula, “autónoma”, parece estar conectada con la crisis económica general.  Los muchos subsidios no han podido conjurarla; tal vez hayan contribuido a limitarla.

Las escuelas dominicanas, según se desprende de un estudio reciente, están azotadas por la violencia.  Un porcentaje elevado de los estudiantes no respeta a los maestros; los jóvenes llevan a las aulas punzones y cuchillos.  Un muchacho de diez años intentó hace poco degollar a un compañero de la misma edad.  ¿Cuál es el origen de esta situación anómala?  Hay jóvenes que reprueban la conducta de sus padres; no aprecian los políticos, los militares, los profesores. Una disolución estimativa total.

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