Situada a una hora en avión de Copenhague -o tres en tren- y a cerca de hora y media del aeropuerto de Billund, el segundo del país escandinavo, Aarhus pretende salir de la sombra de la capital de Dinamarca y convertirse en un destino turístico independiente.
Las previsiones apuntan a atraer a cinco millones de turistas en toda la región para 2017, el doble de las cifras usuales, según ha expresado públicamente el alcalde de Aarhus, Jacob Bundsgaard, convencido de los beneficios de la capitalidad cultural.
“Tenemos claras expectativas de que 2017 dejará una huella que durará mucho tiempo en el futuro. Es una apuesta única”.
“Este no es un festival artístico para la élite. Tenemos la posibilidad de llevar la cultura en su expresión más amplia a la gente”, señaló durante la presentación oficial de Aarhus como nueva capital cultural europea, la directora Rebbeca Matthews.
350 actos, la mitad gratuitos. Bajo el lema “Vamos a repensar”, y con el objetivo de inspirar la diversidad y la sustentabilidad, Aarhus ha confeccionado un proyecto que incluye más de 350 actos -la mitad, gratuitos- y que involucra también a toda la región del centro de la península de Jutlandia, con 19 municipios y 1.3 millones de habitantes.
El programa -que tiene un presupuesto inicial de 450 millones de coronas danesas (65 millones de dólares)- arrancará el 21 de enero, y aunque los detalles de la ceremonia aún no han sido revelados, se sabe que la víspera será precedida por una jornada dedicada a los niños y que tendrá un preámbulo con un toque muy danés.
Una marcha luminosa en bicicleta recorrerá los más de cien kilómetros que hay desde el extremo más occidental de la región, junto al mar del Norte, hasta la propia Aarhus, donde un espectáculo de luz y sonido dará la bienvenida a la capitalidad cultural.
Las artes escénicas tendrán un peso importante en la programación, con varios puntos fuertes como el estreno de “Distant Figure”, fruto de la colaboración de tres nombres de prestigio como el director de teatro Robert Wilson, la coreógrafa Lucinda Childs y el compositor Philip Glass.
El techo del museo Moesgaard acogerá en verano la representación, a cargo del Teatro Real danés de Röde Orm, de la adaptación de la clásica obra sobre uno de los grandes héroes de la época vikinga; y la sala Den Rå Hal ofrecerá el proyecto Mi Memoria, una colaboración entre La Fura dels Baus y alumnos de una escuela local.
Daniel Barenboim y su orqueta West Eastern Divan. La Casa de la Música tendrá como plato fuerte “Tree of Codes”, un espectáculo de danza en el que intervienen bailarines de la Ópera de París y de la compañía Wayne McGregor, con música de Jamiexx y escenografía del reputado artista danés-islandés Ólafur Eliasson.
La gran oferta del museo local ARoS -uno de los más importantes de arte contemporáneo de Dinamarca- será “El jardín”, un monumental proyecto que reflexiona sobre los cambios en la naturaleza y la forma de describirla en los últimos siglos y que se extenderá por toda la ciudad, incluidos sus cuatro kilómetros de costa.
El museo Jorn de Silkeborg creará un diálogo entre la obra del danés Asger Jorn -una de las figuras más destacadas de la vanguardia europea tras la II Guerra Mundial e impulsor del grupo CoBrA- y el expresionista noruego Edvard Munch.
Siete centros artísticos de la región reflexionarán sobre los pecados capitales a partir de las obras de otros tantos artistas internacionales que han sido invitados a participar; entre ellos, los mexicanos hermanos De la Torre, que ofrecerán su interpretación sobre la pereza en el museo Ebeltoft.
El cartel musical contará, entre otros, con el director argentino-israelí Daniel Barenboim y su orquesta West Eastern Divan, formada por músicos de Israel y Palestina, y un festival musical sobre el agua en el puerto de Randers.
La catedral, centro artístico multifuncional. Tres de las películas más famosas de la “oscarizada” cineasta danesa Susanne Bier serán convertidas en ópera, ballet y drama musical, otro de los puntos fuertes de un programa, que contará con un artista residente oficial.
Anohni, excantante del grupo de pop Antony and the Johnsons, se trasladará a vivir a la ciudad unos meses para estrenar nueva música con la Sinfónica de Aarhus, y también abrirá varias exposiciones plásticas y actuará en un gran concierto en la Casa de la Música.
La capital cultural será una excusa para convertir, por ejemplo, un fin de semana la catedral de Aarhus en un centro artístico donde se mezclarán danza, teatro, música, videoinstalación, debate y gastronomía, para repensar los servicios religiosos en el siglo XXI.
Y también habrá un festival que hará regresar a Aarhus a la segunda mitad del siglo pasado, una exposición subterránea sobre la evolución de la ciudad desde la era vikinga, decenas de iniciativas para promover la actividad física y un festival gastronómico.
El objetivo es convertir a la segunda ciudad de Dinamarca, con una población que ronda los 300 000 habitantes, “en un gran lugar de experimentación a todos los niveles”.