Amarilis Castro 
Geólogos cubanos y un dominicano abogaron por un monitoreo permanente de los indicadores medioambientales en la explotación minera para asegurar que esta actividad sea compatible con la preservación de la ecología y cambiar la percepción de quienes se oponen al desarrollo del sector.
Teresa Hernández, profesora del Instituto Minero de Cuba; Rafael Guardado, miembro de la Academia de Ciencias de Cuba; Fernando Guasch, profesor investigador Universidad Guantánamo Cuba, y Osiris de León, asesor científico del Poder Ejecutivo en geociencias, sismicidad y prevención de desastres, reconocieron que en el pasado las explotaciones mineras generaron muchos daños medioambientales. No obstante, la tecnología ha registrado grandes avances al compás de la necesaria sostenibilidad ambiental.
Dijeron que lo que continúa es contar con un sistema de indicadores medioambiantales que garanticen las buenas prácticas.
De León expresó que la mala fama que tiene la actividad minera es un mito que se ha generalizado a partir de algunas experiencias particulares que fueron producto del descuido y la falta de aplicación de las normativas ambientales, lo cual no debería tomarse como patrón absoluto para referirse a todas las actividades que están vinculadas con la minería.
Dijo que en el país el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales está estableciendo unos indicadores cada vez que otorga una licencia ambiental a una explotación minera. Ahora bien, dijo, el papel de la empresa minera y del Estado es monitorizar permanentemente para asegurar que las emisiones no estén fuera de los rangos establecidos.
Entiende que ese monitoreo no se está haciendo con la rigurosidad necesaria, por lo que siempre ha sido partidario de que en cada operación minera haya una estación de vigilancia que funcione 24 horas al día y los 365 días del año.
Planteó que ese sistema de monitoreo debe ser asumido por la empresa pagado en cuotas mensuales al Ministerio de Medio Ambiente para que cubra el costo de los equipos, personal técnico y análisis de laboratorio.
De su lado, Guardado dijo que históricamente la minería ha hecho daño, pero ya se está en el siglo 21, época en la cual las empresas mineras y las autoridades hacen uso de modernas tecnologías y de parámetros establecidos por leyes para evitar perjuicios.
Dijo que no solo en grandes proyectos se regula la actividad minera, sino también en pequeños, citando el ejemplo de Colombia, país que dijo ha alcanzado un importante desarrollo sin ninguna oposición de las poblaciones donde se ejecuta el proyecto.
Destacó la importancia de que se vea la minería no tan solo como una fuente de extracción, sino que también las empresas mineras son constructoras de carreteras y líneas eléctricas, entre otras.
Dijo que lo más importante para generar una actividad minera que sea sostenible con el medio ambiente es medir indicadores para determinar que está cumpliendo con parámetros establecidos.
En ese sentido, planteó la necesidad de que República Dominicana cuente con un sistema de indicadores ambientales.
En tanto, Guasch dijo que es importante que se tomen en cuenta los países que implementan buenas prácticas para el desarrollo de su actividad minera, las cuales se sustentan en un riguroso y potente sistema jurídico que garantice el cumplimiento de normas.
Además de la vigilancia constante, a través de un sistema tecnológico que garantice el control de los procesos, de manera tal que las emisiones contaminantes sean controlados y se puede en un momento intervenir y llamar la atención.
Mientras que Teresa Hernández, del Instituto Minero de Cuba, dijo que hoy en día es una realidad que se pueden desarrollar proyectos mineros de manera sostenible, lo que hace atractivo para la inversión a países de la región de América Latina y el Caribe.
Dijo que Cuba es un ejemplo de desarrollo minero con excelentes resultados, partiendo primeramente de que los proyectos ejecutados conciben la gestión de los riesgos, prevención y mitigación de los impactos a producirse desde que se diseña el proyecto.
Recordó que antes la principal preocupación de un proyecto minero eran los recursos financieros, pero en la actualidad se han dado cuenta que no proteger el medio ambiente es descuidar sus recursos, porque la inversión para resarcir daños ambientales es cuantiosa y hace la actividad insostenible.
