Academia de Historia Premio en Arte y Cultura

Academia de Historia Premio en Arte y Cultura

Tomar en cuenta la cultura local asegura que las tradiciones y la idiosincrasia de la población serán compartidas, integradas y conservadas. En pocas palabras, la cultura es nuestro modo de vida, dándole sentido y preservando sus valores auténticos. Quienes se dedican al arte, a las artes, son a menudo verdaderos místicos, encaminando sus talentos gracias a la fe y el espíritu de sacrificio. Pocas veces obtienen una consideración dentro de los grandes planes, proyectos y presupuestos…

La fundación Brugal Cree en su Gente es una de las excepciones a esta dolorosa casi exclusión. Desde el inicio de los premios, hace 26 años, ha mantenido su ayuda directa a organismos e instituciones de arte y cultura, dándoles la misma categoría que a otros vectores y sectores de desarrollo, ambiental, social y económico.
Podrá parecer increíble, pero los grupos que se entregan a esa labor de creación solidaria, apasionada y resistente, demuestran timidez al presentar sus trayectorias y por responder a una oportunidad de reconocer esfuerzos y logros sucesivos.
No se les ha acostumbrado a una valoración pública ni al alivio de sus dificultades…
De la participación a la premiación. Durante muchos años, en la categoría de Arte y Cultura, Brugal Cree en su Gente recibía pocas candidaturas, una escasez sorprendente cuando hay tantas entidades culturales dominicanas, activas y sobrevivientes… Sin embargo, la renuencia ha ido cediendo, y en 2017, ascendió a 18 el número de fundaciones en este renglón, ¡ocupando la segunda posición cuantitativa entre las seis categorías participantes!
Se sumaron instituciones muy diferentes, dedicadas al desarrollo del teatro, de la música, de la danza, de la artesanía, otras integrando varias disciplinas humanísticas o propiciando la investigación, el conocimiento y la conciencia nacional. Los expedientes mostraban cuán altruistas y plurales eran sus objetivos, y cómo estos culminaban en práctica y resultados.
Cada candidatura provocaba la atención, el interés, con mucha frecuencia la emoción, por la valentía y la fortaleza de quienes dan tanto y reciben tan poco, heroínas y héroes cotidianos del arte y la cultura, a menudo anónimos… Finalmente, tres fundaciones se eligieron como finalistas, luego de un trabajo muy arduo del Jurado: Teatro Popular Danzante, Ballet Contémpora –Talleres de Arte, y la Academia Dominicana de la Historia.
El Teatro Popular Danzante. “Conoce tu cultura, preserva tus valores”, reza el lema del Teatro Popular Danzante, que siempre asociamos a la memoria de su fundadora, gran mujer, artista y maestra, Nereyda Rodríguez. Ella hizo vivir la importancia del arte y la cultura para aquellos que suelen no tener acceso a ella, permitiéndoles encontrar un lugar, una segunda familia. Su magnífico legado sigue irradiando: cada aniversario se vuelve un homenaje, y la hija de Nereyda continúa adelante…
Funtepod –iniciales de la fundación– plantea desarrollar la identidad cultural criolla formando artistas de la danza y del folklore afroantillano –incluyendo canto y actuación, hasta agentes culturales–, al mismo tiempo promueve los valores humanos y sociales, integrando a padres, profesores y alumnos, reuniendo a los niños, dándoles clases desde que tienen tres añitos.
Las actividades, permanentes y múltiples, incluyen por supuesto las festividades del carnaval, festivales y proyección en las provincias. Hay que mencionar una política cultural abierta, desde la colaboración con el Ministerio de Cultura hasta los contactos internacionales y formación superior en el extranjero… cuando se puede.
Si los participantes beneficiados ascienden a unos 300, los beneficiarios indirectos, los públicos, ¡son incontables!
Ballet Contémpora –Talleres de Arte. Ambicioso nacional e internacionalmente, buscando la excelencia, el Ballet Contémpora-Talleres de Arte tiene su sede en Santiago.
Como objetivo esencial, afirma su aspiración de contribuir a formar profesionales del ballet clásico, entre jóvenes dominicanos –mujeres y hombres–, a partir de los métodos de la Escuela Cubana de Ballet Fernando Alonso. Sus talleres de arte abarcan no solo la técnica de la danza, sino la producción y la puesta en escena.
Obviamente, Contémpora ha tenido comunicación con Cuba e instituciones de La Habana, lo que implica mantener rigor, disciplina y altura. La fundación santiaguera estimula la presentación de los grandes clásicos universales y, simultáneamente, quiere proyectar la danza dominicana, activando la preparación profesional, introduciendo a varias especialidades y disciplinas vinculadas a la danza.
Como resultado, a sus alumnos avanzados no les hace falta hablar: ellos se expresan utilizando todo su cuerpo a la perfección. Las coreografías se adaptan inteligentemente, pero con una preocupación de fidelidad a la obra original. Los montajes de ballets llegan a ser espectaculares, y el Ballet Contémpora quiere no solamente la ilusión de un gran escenario… sino que sea una realidad dominicana. Más de 10 000 personas han aprovechado sus aportes.
La Academia Dominicana de la Historia. Un pueblo que ignora su pasado es un pueblo iletrado, y los dominicanos se preocupan por su herencia ancestral, su impronta, su orgullosa reivindicación. La Academia Dominicana de la Historia no solamente apoya esta sed de conocimientos, sino que la cuida, la instrumenta, la fortalece.
Sorprende a muchos que esa institución, instalada en la hermosa y secular Casa de las Academias desde 1992, tenga 86 años de existencia y funcionamiento, habiendo sobrevivido a la Era de Trujillo y a nuestros gobiernos sucesivos. La sentimos como imprescindible, perenne e insustituible.
Evidentemente, su objetivo fundamental consiste en impulsar y vigorizar la investigación, el estudio, el conocimiento de la historia dominicana, sus actores y sus protagonistas, ampliando la interpretación, haciéndola más objetiva… y subjetiva, aun para fomentar el interés y la discusión.
La organización de la Academia es absolutamente ejemplar, a la vez jerarquizada y democrática. La integran prestigiosos intelectuales dominicanos, pero su labor y sus servicios, durante todo el año, llegan al público en general a través de conferencias abiertas y publicaciones donadas, de cursos y seminarios en todo el país, de intercambios nacionales e internacionales. Ahora bien, aspira a generar todavía más intereses, a desarrollar alcance y vitalidad, a ser cada vez más intensa en su programación.
Ciertamente, el hecho de que, en el 2017, la Academia Dominicana de la Historia, haya ganado el premio de Brugal Cree en su Gente en la categoría de Arte y Cultura, le favorece nuevas expectativas y perspectivas. ¡Enhorabuena!

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