“Por primera vez en la historia, tanto los precios de las acciones en Wall Street como los de los bonos del Tesoro de Estados Unidos se han movido en paralelo”, observa una publicación de José Miguel Moreno, profesor de la Facultad de Economía de la UNAM de México, publicada en el diario Excelsior.
La publicación explica que esto no ocurría en otros ciclos económicos. Cuando los precios de las acciones suben, caían los de los bonos (o suben sus tasas de interés) y a la inversa.
“Esto es así porque la bolsa es considerada como un espacio de riesgo, para los más valientes, y el mercado de deuda soberana como una guarida segura, para los más precavidos. Si los inversionistas apuestan por el riesgo de las acciones es porque la economía marcha bien y se sienten envalentonados; sin embargo, si se resguardan en la seguridad de los bonos soberanos, es porque huelen a peligro y se agazapan”, expresa.
Pero ahora ha ocurrido lo contrario. “Por primera vez en la historia, tanto los precios de las acciones como los de los bonos se han movido en paralelo. Wall Street está en máximos históricos, pero también las cotizaciones de los bonos del Tesoro de Estados Unidos (o lo que es equivalente, sus tasas en mínimos). Esa coincidencia es una anomalía, una distorsión, una rareza difícil de explicar”. Para la señalada publicación,
la valentía de invertir en Wall Street , llega por Estados Unidos. “Allí, la economía crece de forma sólida y resiste todos los batacazos que le propinan del exterior, llámese China, petróleo o Brexit”.
Sobre el particular observa que el FMI acaba de recortar prácticamente, sus expectativas de crecimiento para el 2017 de todas las economías avanzadas, menos para Estados Unidos”.
Aclara que la contracción de los beneficios corporativos de las empresas de Wall Street, en buena medida ocasionada por el desplome del precio del crudo y las pérdidas ocasionadas en las empresas petroleras, ya está casi superado y durante la segunda mitad del año veremos crecer de nuevo las utilidades.
En cambio, la publicación plantea que la cobardía que lleva a invertir en bonos del Tesoro “viene por todo lo demás. Porque en el resto del mundo, en Europa, en Japón, el crecimiento languidece; porque China está muy endeudada y su economía pierde fuelle; porque ante el desencanto de los ciudadanos, los nacionalismos resurgen y los británicos ya dijeron no a Europa; porque las tensiones geopolíticas van en ascenso, sobre todo en el laberíntico Oriente Medio, y así”.
“Sin duda, viéndolo de este modo un poco simplista, los peligros y amenazas son muchos más que las certezas y seguridades. Y sería bueno ver de cerca si realmente existe esa dicotomía tan marcada, o no lo es tanto”, explica. No obstante explica que el impulso de Wall Street no ha provenido tanto de los sectores más cíclicos, de aquellos que nos prometen mayores crecimientos en las utilidades como resultado de la expansión económica, sino por los sectores más defensivos.