Acerca de mariachi (1 de 2)

Acerca de mariachi (1 de 2)

Un domingo por la mañana llegué a la sastrería de Macho para arreglar unos jeans. Mientras esperaba por mis pantalones, las puntadas fueron base para que el hombre entonara una estrofa de Jorge Negrete, luego otra de Antonio Aguilar.

Al preguntarle que desde cuando cantaba mariachi, me contestó que nunca lo había hecho, porque el “mariachi” no se canta. Macho estaba borrando el concepto que yo tenía de aquella palabra, error que está alojado en la mente de muchos. Creemos que mariachi es un género musical y no es así; es un conjunto, el más importante de la música popular mexicana.

Mi amigo sastre continuó arrojándome más luz, esta vez con el origen del término. Me contó que la palabra “mariachi” se deriva del francés “marriage” (matrimonio), que en la parte occidental de México, los conjuntos de cuerdas folclóricos solían tocar en las bodas de los franceses, que entre 1862 y 1867 trataron de dominar aquel país.

Por otro lado, encontré otras versiones. Una de ellas guarda mucha relación con lo dicho por Macho. Se trata de una anécdota que menciona a un grupo de soldados franceses que presenciaban una fiesta de casamiento de unos rancheros, animada por un rústico conjunto de músicos. Los soldados preguntaron por el sentido de aquella celebración, y el interprete contestó: C’est un marriage (es un casamiento). Desde entonces, los franceses siguieron llamando “marriage” no a las bodas, sino a las orquestas de pueblo. Este vocablo luego fue degenerando en “mariachi”.

Sin embargo, existen dos testimonios documentales sobre el término, anteriores a la intervención francesa en el país azteca. Estos datos invalidarían, por tanto, la teoría del orígen francés de la palabra. En 1952, el padre Cosme Santa Anna, de Rosamorada, Jalisco, cuenta en una carta dirigida al arzobispo que las diversiones llamadas “mariachis” importunaban notablemente en los días sagrados. Según su relato, el sábado de gloria se hallaban en la plaza juegos de mesas, fandangos y numerosos hombres a pies y a caballos. Esos eran los mariachis, que según este texto, para aquellos años, era ya una costumbre antigua.

Pocos años después, en 1859, el padre Ignacio Aguilar describe en su diario su estancia en Tlalchapan, Guerrero, con motivo de la fiesta de la Santa Cruz. El 3 de mayo de aquel año hace mención del “manache”: conjunto integrado por arpas grandes, violines, y tambora. Se dice que, con el tiempo “Manache” se convirtió en “Mariachi”.

Finalmente, en otro encuentro con Macho, este me facilitó un escrito que asegura que “mariachi” es una voz coca, originaria de Cócula, Jalisco. Dice que está formada por el nombre “María”, al que se le incorporó el diminutivo náhuatl “Chi”. De hecho, la lengua náhuatl alcanzó enorme desarrollo en la zona donde según parece, tuvo su origen el Mariachi.

Macho y yo concluimos que resulta muy controvertido el génesis del término mariachi. Lo que sí está claro es el lugar de nacimiento: Jalisco (el que nunca se ha rajado).

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