Acerca de un libro sobre la provincia
Monseñor Nouel

Acerca de un libro sobre la provincia <BR>Monseñor Nouel

PEDRO ROMERO CONFESOR
Hace unas cuantas semanas tuvimos el honor de participar en un acto muy hermoso celebrado en la Torre del Banco de Reservas de la República, invitados por su Administrador General, en ocasión de poner en circulación la segunda serie de libros «Fragmentos de la Patria», una auspiciosa iniciativa dedicada a estudiantes y estudiosos de la historia, para difundir a toda la ciudadanía las características históricas, geográficas, sociales, políticas y culturales de las provincias de Azua, El Seybo, Espaillat, Hato Mayor, Juan Sánchez Ramírez, Montecristi, Puerto Plata, Samaná y de Monseñor Nouel.

Se trata de una obra de consulta para las presentes y futuras generaciones en la que se resaltan las obras, trayectorias y virtudes de los hombres y de las mujeres más representativos de las provincias que abarca la edición, sobre la base de datos suministrados para hacerla posible, por informantes o investigadores investidos sin dudas de la mayor buena fe, pero no siempre provistos de suficientes conocimientos para ser los mejores exponentes acerca de las particularidades, idiosincrasia y obras de cada pueblo. Unos por desconocimiento propio de su juventud, algunos porque son pastoreados y por tanto ajenos a sus interioridades y otros nativos, que por circunstancias sólo han podido participar en actividades progresistas de menor cuantía y como consecuencia, no bien enterados para testimoniar.

Por esas razones, es necesario que mi Banco, o a quien éste contrate para una publicación de esta naturaleza, sea más selectivo en la escogencia de su equipo de informantes y colaboradores, para que no se frustre ni se desvirtúe la sana intención que lo motiva, a «manera de que escuchemos el latido profundo de la nación a la que pertenecemos y sintamos el fiero orgullo de ser dominicanos». Con ese propósito, la publicación de que se trata debe mantenerse y la institución bancaria que lo inspira y patrocina merece reconocimiento, pero sin alterar la verdad histórica, al efecto de que con sus resultados, seamos igualmente orgullosos de nuestros valores existentes y nuestros antepasados venerables que viven y vivirán siempre en el recuerdo.

En el ejemplar de nuestra provincia Monseñor Nouel, observamos omisiones y señalamientos que dejan mucho que desear. Quiera Dios que no haya ocurrido lo mismo en las otras a que la edición alude. En ésta son lamentables algunas inexactitudes, como es verbigracia, la de titular ingenieros a personas que no lo son, y a profesionales de disciplinas que nunca han ejercido. En un medio como el de nuestra provincia, hace mención de 46 «periodistas», que no creo que sean tantos, y 43 locutores; señala entre las héroes, algunos que inducen a examinar de nuevo el diccionario de la Real Academia de la Lengua, y a personas que carecen de méritos suficientes para figurar en un libro destinado a la enseñanza histórica, mientras omiten personalidades que por su lucha municipalista, liderazgo empresarial, educativo, profesional y obras de relevancia en la comunidad, que sin pretender hacer comparaciones, merecen ocupar sitial de honor, incluyendo profesionales, que si bien no nacieron en la provincia, las decenas de años que conviven con nosotros dedicados al bien y a servir con brillantez en su ejercicio, por justicia, sus nombres no deben quedar fuera, ya que al momento resultan desconocidos en las comunidades de donde son oriundo. Lo mismo puede decirse de profesionales prestigiosos de Bonao radicados en la capital de la República, que son glorias nuestras y del país.

Agradecemos que en el libro aparezca nuestro nombre entre los cuatro abogados que menciona, no obstante la existencia de tantos letrados de valía, a ninguno de los cuales me atrevo a mencionar, por temor de que algunos se nos queden, excepto a los magistrados de Cortes Marcos Vargas García, Osvaldo José Aquino y Miguel Minguijón Abreu; pero nos hacemos eco de la inconformidad que ha causado entre la clase pensante de nuestro pueblo, la ausencia en ese texto de sus más auténticos representativos en el orden que se ha concebido, que conjuntamente con la mayoría de los que aparecen, debieran encabezar su nómina en el folleto en sus distintas vertientes. Son los casos que sólo ponemos como ejemplo de: Críspulo Genao Piña, Amadeo Pellicce, Nicomedes Paulino, Nicolás Concepción Batista, Luis Columna Velazco, César y Eduardo Granados, Doctor Pablo Confesor, José Antonio Núñez Fernández, el Rector Universitario Dr. Gustavo Batista Vargas, Viterbo Ramón Martínez, Diógenes Andrés Peña; Frank Núñez, Soto Rosario, Emiliano Delgado, Francisco Cornelio García, Lic. Bolívar Abreu Fernández, Flaminio Russo, Arturo Amable Vargas, Rafael Mercedes, Ing. José Delio Guzmán, Ing. Nicolás Concepción García, Ing. Jesús María Concepción (Chucho), Ing. José Luis Rosario Vargas; Leopoldo Robles, Secundino del Villar, Asia del Villar, Papy Genao, Plinio Frías, Oscar Batista, Bolívar y Nuris Batista Canturencia, Bebita Gaviño, Tonito, Melania y Arminda Morfa Calzada, Dra. María Inoa Vda. Russo, Santiago Rosario, la Asociación Bonao de Ahorros y Préstamos, Altagracia y María Abreu Reymen, Zenaida y Rogelio Vicente, Elías y Sebastián Núñez, Arismendy Henríquez, Manolo y Davisito de Vargas, Ramón y Epifanio Vargas, Juan de Jesús Vargas Mateo, Juan Crisóstomo Rosario Columna, Marcelino y Maricela Vargas, Doctores Nelson Inoa Soñé, Jorge Vargas García, Juan Carlos Vargas Decamps, Félix Manuel Escaño Polanco, Ramón Salvador Cosme, Miguel Angel Lara V., Miguel Ulises Luna, Pedro Fco. García Araújo, Caracciolo Vargas Genao, Manolo Vargas Suárez y otros que se escapan de nuestra memoria, que hicieron y hacen de su vida pública y privada no sólo labores a favor de la provincia, sino que son verdaderos ejemplos cívicos de honestidad y de decencia.

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