Acuerdo Transpacífico implica amenaza comercial para AL

Acuerdo Transpacífico implica amenaza comercial para AL

Mientras solo queda el recuerdo y toneladas de papeles con membrete de lo que fue una vez la intención de liberalizar el comercio entre los países de Norteamérica con el resto del hemisferio, llamado ALCA, o el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas, se acelera cada día más el proceso para culminar el acuerdo comercial que, a mi entender y de muchos optimistas y, porque no, también de muchos pesimistas, entre los que se incluyen los laureados economistas Paul Krugman y Joseph Stiglitz, será el más transcendental e influyente en el futuro económico global: El Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica, conocido por sus siglas en inglés como TPP.

Este acuerdo, que inició a principios de la década pasada con la participación de 4 países relativamente pequeños (Brunei, Singapur, Nueva Zelanda y, el más competitivo de Latinoamérica, Chile), pero que en la actualidad incluirá potencias como Estados Unidos, Canadá y Japón, más países de economías emergentes como Australia, México, Perú, Malasia y Vietnam, pretende unir economías con gran complementariedad y capacidad de crear sinergias en diferentes cadenas de valor. Entiendo que será el más transcendente porque parecería ser la base sobre la cual los demás países asiáticos, como por ejemplo China y la India, se vincularán al occidente.

En la actualidad, este distante acuerdo cobra importancia en la opinión pública nacional, debido a la alerta que hace el presidente Danilo Medina a su homólogo estadounidense Barack Obama, en una carta en que advierte de las posibles pérdidas de empleo e inversiones que pudiera esto ocasionar para las zonas francas del país si competidores textiles como Vietnam pudieran acogerse a las mismas prerrogativas en materia de liberalización que la República Dominicana.

La advertencia del presidente Medina se produce a instancia de los empresarios del sector textil que operan bajo el régimen de Zonas Francas.

Lo cierto es que ya tuvimos una experiencia anterior, cuando producto de la eliminación de la cuota textil a China en enero del 2005 el país perdió miles de empleos directos, pues las empresas que antes colocaban órdenes en República Dominicana comenzaron a importar desde China en busca del abaratamiento de los costos por la mano de obra asiática y la fácil movilidad de su estructura de inversión.

Aunque esta alerta la hace el sector textil por su gran sensibilidad al tema de costos, el TPP implica gran amenaza en materia comercial para todo Latinoamérica, que cada día más depende de sus exportaciones de bienes primarios y materias primas para sostener su crecimiento. Debimos ser los latinoamericanos los que hoy estuviéramos consolidando el mercado hemisférico generando cadenas de valor sólidas sobre la base de la innovación y el desarrollo tecnológico y la integración.

Resulta curioso e inexplicable que se cruce el Pacífico y se hermanen comercialmente países de idioma, culturas y modelos económicos tan disímiles como los del Asia Pacífico, mientras este continente se consumió en el inmediatismo político, empañado bajo la sombra de ideologías trasnochadas carentes de visión. Nosotros hemos señalado desde hace más de 10 años que la competencia no está dentro de nosotros, ni siquiera con los países del entorno, sino con los países asiáticos. Ahora, la amenaza que ha provocado que presidente Medina apele a Obama es nada más y nada menos que Vietnam. Esa misma que desangró una generación en un guerra, para muchos absurda.

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Ansiosos

En Hanoi están ansiosos por tener acceso al mercado norteamericano, y de esa manera exportar miles de millones de dólares anualmente y mejorar de manera considerable el nivel de vida de sus más de 90 millones de orientales, muchos de ellos quizás huérfanos por las batallas sangrientas que libraron los norteamericanos. Pero eso ya es historia para lo vietnamitas, que a semejanza de los chinos, poseen una clara visión de que solo vencerán la pobreza a través del comercio internacional, el impulso a la iniciativa privada, la inversión extranjera de vocación exportadora, la inversión en una educación global, la innovación y la inversión en investigación y desarrollo.

Hasta que entendamos como región y como país que tenemos que producir para exportar, tanto bienes como servicios y generar las divisas que permitan crecer de manera sana y sostenible con bajo endeudamiento, continuaremos percibiendo como amenazas las oportunidades.

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