In this Wednesday, Feb. 13, 2019, photo, a worker watches cranes lift shipping containers off the trucks onto a container ship at the Port in Qingdao in east China's Shandong province. China's January exports rebounded from a contraction amid a tariff battle with Washington while Chinese purchases of U.S. goods plunged. (Chinatopix via AP)
Wenzhou, una ciudad china que logró fama gracias a los empresarios multimillonarios que produjo durante la cúspide de la manufactura china, tiene un aire de crisis, atrapado en una lluvia de impactos que golpean a la poderosa máquina industrial de la nación.
En un centro comercial de venta de zapatos al por mayor, que alguna vez fue clave para la riqueza del lugar, la guerra comercial con Estados Unidos, la baja demanda nacional, los costos crecientes y las medidas severas del gobierno contra la banca en la sombra y la contaminación, han pasado la factura.
Incluso antes de la disputa comercial con el cliente más grande de China, la tarea del gobierno de alejar a la economía de las fábricas clandestinas hacia servicios y tecnología de primera fue difícil. La deuda total es más de dos veces y medio el PIB y a finales del mes pasado, los economistas anunciaron que el crecimiento de 2018 fue de 6.6 por ciento, el más lento en casi tres décadas. La confianza comercial se deteriora y el gasto del consumidor baja.
Detrás de los números hay un cambio en la estructura económica china y, por extensión, la mundial.
Aunque la actividad económica mundial tiende a ir en ciclos, la agitación en China es más extensa. El esfuerzo del gobierno por pasar de ser el proveedor mundial de bienes a un país que compite más por el dominio tecnológico, altera el orden mundial.
“Muchas compañías fracasan y los precios crecientes han frenado mucho al negocio”, afirma Tao Dong, vicepresidente de Gran China en Credit Suisse Private Banking en Hong Kong. “Pero esto también obliga a que haya una transición. En unos años, espero que la economía china sea muy diferente”.
Afuera del centro comercial de zapatos en Wenzhou, tiendas vacías saturan las lodosas calles llenas de baches en la parte occidental de la ciudad. En la fábrica de suelas Sen Nan Shoe Materials Ltd., la gerente de ventas Li Xiang menciona que cerrará pronto la tienda para ahorrar 200 mil yuanes en renta anual. La tienda ahora tiene uno o dos clientes al día y no tiene caso mantenerla abierta, añade.
En esta ciudad portuaria de 9 millones de personas en la provincia suroriental de Zhejiang, las compañías que han escapado de la recesión tienden a ser las que se adaptan mejor a la transición económica.
Midpoint Group, un productor de gadgets como luz controlada por voz y monitores para presión arterial, tuvo un aumento de ingresos de 10% el año pasado a 200 millones de yuanes (29.6 millones de dólares), dice el presidente Zhu Chenghua. El exproductor de excusados e interruptores, dice que se ha mantenido al frente al cambiar a bienes de mayor valor e invertir 5% de sus ingresos en investigación. Este año lanzará un sistema basado en cámaras para monitorizar ancianos en sus casas.
A diferencia de otras recesiones, los legisladores se han abstenido de inyectar dinero prestado para alentar el crecimiento. Ahora se apegan a estímulos orientados a dirigir una desaceleración gradual.
Los datos más recientes muestran que la producción industrial anual fue de 6.2%, por debajo de 2017, mientras que el PIB del cuarto trimestre fue de 6.4%, el periodo trimestral más lento desde el punto más complicado de la recesión mundial hace una década.
Si el presidente chino Xi Jinping guiará con éxito un crecimiento ligeramente menor sin provocar un desplome, es algo que tiene bastante nerviosos a los inversores en todo el mundo.
Sus temores se aliviaron un poco a mediados de enero cuando los datos crediticios de diciembre llegaron por arriba de las expectativas y los legisladores prometieron más recortes fiscales. Los economistas pronostican que el crecimiento disminuirá a 6.2 por ciento este año y a 6 por ciento en 2020.
“Los funcionarios chinos se enfrentan a un desafío de calibración delicado”, señala Frederic Neumann, codirector de investigación de economía asiática en HSBC Holdings Plc en Hong Kong. “Se necesita una fineza considerable para lograr un apoyo dirigido a industrias que suben en la cadena de valor, pero también mantener las riendas en general para motivar una distribución de recursos lejos de sectores que ya no ofrecen los ingresos deseados”.
Una parte clave del desafío es restaurar la confianza de las empresas del sector privado que son las que contribuyen con 60 por ciento del PIB, 80 por ciento de empleos y 90 por ciento de empleos nuevos. Muchas de esas compañías se han visto afectadas por las medidas severas contra el financiamiento y la contaminación, que tienden a favorecer a las empresas del gobierno que tienen más fácil acceso a préstamos de bancos gubernamentales y más dinero para lograr los elevados estándares ambientales.
Una plataforma de préstamos online con sede en Wenzhou, cuyos gerentes pidieron no publicar el nombre de la empresa, es una de las víctimas de las medidas contra los préstamos en la sombra del resto del sistema financiero del gigante asiático, que surgió por una serie de incumplimientos y fraudes de inversión.
El sitio de finanzas ‘peer to peer’ recibió una notificación del gobierno en noviembre para que detuviera nuevas operaciones y despejara los préstamos sin resolver, dijo un gerente. Entre sus actividades presta a agricultores en la región de Mongolia Interior. Es probable que ahora tenga que cerrar.
“Las empresas privadas se enfrentan a más desafíos y presión debido a la deteriorante desaceleración económica en una ya complicada situación”, dice Zhou Dewen, vicedirector de la Asociación China de Pequeñas y Medianas Empresas. “China necesita pasar por días amargos durante varios años mientras reestructura su economía, pero con el tiempo podrá tener un futuro brillante”.