Político de grandes luces, genial estratega, de recia personalidad, elocuente expositor, matrimoniado con la gloria, predicador de principios, amigo leal, abanderado de las causas libertarias y democráticas del país y todo el continente americano, el Lic. Hatuey Decamps Jiménez deja con su muerte un vacío irreparable.
El Lic. Hatuey Decamps jugó roles estelares, encabezando junto al Dr. José Francisco Peña Gómez jornadas históricas en el otrora Partido Revolucionario Dominicano, convertido después del ajusticiamiento de Trujillo en la principal vanguardia de la lucha democrática dominicana.
Hatuey, centurión de mil batallas, gladiador invencible en la arena de los principios. Hatuey fue en términos políticos sinónimo de coherencia, de combate, cambios sociales, solidaridad nacional e internacional, proselitismo a tiempo completo, defensa de los mejores intereses del país, baluarte de las luchas estudiantiles universitarias, defensor de la clase obrera, promotor de la institucionalidad, artífice de fecundas alianzas, pero también hombre de sueños y utopías como todos aquellos inmortales que quisieron modificar el rumbo de la historia.
En el aspecto personal hay algo en el Lic. Hatuey Decamps que no ha sido debidamente dimensionado: Su gran condición humana. Quien suscribe fue testigo de excepción de centenares de casos de toda índole que eran solucionados por él sin importar la condición política del beneficiario. Tenía un alto concepto de la amistad, hospitalario, espléndido y exquisito en las atenciones residenciales, de puertas abiertas, enemigo de la demagogia, quizás el único líder político de su estatura que cogía el teléfono y que creía en la palabra empeñada.
¡Adiós Lic. Hatuey Decamps, amigo entrañable, amigo del alma, te prometo seguir venerando tu nombre y juro que nunca serán suficientes las lágrimas derramadas por tu prematura partida!