Administración Trump avanza en la desregulación bancaria

Administración Trump avanza en la  desregulación bancaria

La administración de Donald Trump está avanzando en su propósito de desmontar la regulación bancaria creada tras la crisis de 2008, aunque no se lo proponía incialmente.
El primer gran paso ocurrió en marzo, cuando 17 demócratas se unieron a los republicanos para que una propuesta en ese sentido fuera aprobada en el Senado.
El segundo gran paso fue dado este martes, cuando 55 miembros del Partido demócrata se unieron a los republicanos para dar el empujón definitivo a la ley, que ahora está a la espera de que Donald Trump la ratifique.
La nueva normativa supone echar agua en las regulaciones de la Ley Dodd-Frank, aprobada en junio de 2010, cuando Estados Unidos todavía estaba bajo el shock de la nacionalización parcial de los bancos llevada a cabo dos años antes por George W. Bush.
“Pero las reformas aprobadas esta semana se quedan muy cortas en relación a lo que había anunciado el equipo de Donald Trump, y prácticamente excluyen a los grandes bancos”, señala Pablo Pardo en una publicación en el diario español El Mundo.
La publicación agrega que con unos beneficios en el primer trimestre de 56.000 millones de dólares, según los datos de la FDIC (el equivalente del Fondo de Garantía de Depósitos español), las entidades lo tienen difícil para convencer a nadie de que en el entorno económico y regulatorio actual no pueden hacer negocios.
“Esos beneficios son un 27,5% superiores a los de hace un año, y, de hecho, suponen el récord histórico del sector en EEUU”, agrega.
Y señala que aunque la mejoría de los resultados se deba en su mayor parte a la bajada de impuestos para las empresas aprobada en diciembre, la FDIC estima que, incluso sin esa medida, los ‘números negros’ habrían batido récord.
“La desregulación que ahora se ha aprobado supone una ayuda más para el sector. Pero no para todo. Los más beneficiados son los bancos ‘comunitarios’, que son los que solo operan en uno o varios condados, seguidos de los bancos regionales, que tienen actividad en uno o varios estados”, indica.
Añade que esas entidades ven sus requisitos de capital reducidos, y, en el caso de los más pequeños – con unos activos inferiores a los 10.000 millones de dólares – tendrán más margen para conceder hipotecas y, finalmente, podrán realizar operaciones de autocartera, es decir, operar con su propio capital en los mercados financieros. Los cuatro grandes bancos integrados de EEUU – JP Morgan, Bank of America, Citigroup, y Wells Fargo – y los gigantes de Wall Street – como Goldman Sachs o Morgan Stanley – apenas ven su marco regulatorio mejorado, pese a que éstos son los que más han recurrido a la autocartera y los que, debido a su tamaño y a sus interconexiones con otros operadores y el mercado, son incuestionablemente ‘demasiado grandes para caer’.
Pero, aunque la nueva regulación excluye a esas entidades, todo parece indicar que éstas también van a salir ganado.

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