ADOLESCENTES TRAS LA SOMBRA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES

ADOLESCENTES TRAS LA SOMBRA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES

La adolescencia es una etapa de puro descubrimiento. Durante este periodo de la vida, hombres y mujeres sienten el impulso por realizar cosas, la vida sentimental se convierte en muy intensa y variable, se comienza a tener deseo de independencia, preocupación por el futuro, crece el descubrimiento de sí mismo… Sin embargo, muchas personas no saben sobrellevar las vivencias y desaciertos de este maravilloso y a la vez volátil “escalón” de la vida.
Los móviles que conducen a que cientos de adolescentes no puedan vivir a plenitud esta faceta comprendida entre los 12 y 18 años de edad, son diversos. Uno de ellos son las enfermedades mentales.
Sí, un adolescente puede verse arropado por la oscura sombra de un padecimiento mental, que afecta el curso normal de su pensamiento y tiene un gran impacto en su emotividad, estado de ánimo, función cognitiva y, claro, su conducta.
En la República Dominicana, cada año muchos adolescentes ven su vida afectada por una enfermedad mental.
La realidad de esta situación no está bien definida, puesto que no se dispone de una estadística contundente que arroje la cantidad de adolescentes que padecen alguna de estas patologías, afirman los reconocidos psiquiatras César Mella y Julio Chestaro Bretón, pero se sospecha que los disturbios mentales en adolescentes van en aumento.
Chestaro Bretón, actual presidente de la Sociedad Dominicana de Psiquiatría, sostiene que a la población en general le cuesta dar importancia a la salud mental. “Los padres suelen llevar a sus hijos al médico a chequearse todos los órganos del cuerpo y muchas veces hacen a un lado uno tan importante como el cerebro, el cual actúa de forma directa en nuestra salud tanto física como emocional”, dice.
Explica que uno de los factores que incide en el desencadenamiento de este tipo de enfermedades es que los niños se están saltando etapas.
“Es así como vemos a una persona de 13 años viviendo como si tuviese 23, sin la preparación emocional, física ni intelectual para asumir las situaciones que se presentan en el futuro”.

Causas. Ambos especialistas coinciden en que un adolecente puede presentar estas enfermedades debido a eventos traumáticos de la niñez: familias destruidas, abuso sexual, físico… así como por implicaciones hereditarias que tocan el cerebro, inducción al uso y abuso de ciertas sustancias e inclusive, por condiciones de pobreza extrema.
Los problemas más comunes. Los psiquiatras revelan que los problemas mentales que por lo general presentan los adolescentes dominicanos son: negativismo desafiante, depresión, trastorno de bipolaridad, psicosis, trastorno de personalidad, ansiedad, impulsividad y esquizofrenia, entre otros.
Rol de los padres. Chestaro Bretón afirma que en ocasiones los padres no entienden por qué sus hijos presentan éstos trastornos, “y se ofuscan pensando en por qué su hijo tiene problemas, si tiene techo, comida, familia… Además, tienen la tendencia de minimizar los problemas de los adolescentes”, dice este psiquiatra.
Si un padre sospecha que su hijo tiene una conducta extraña no debe pensar de este modo, sino buscar todas las alternativas posibles para detectar qué le sucede y, si tiene un problema, ayudarle a manejarlo.
“Las primeras señales que ponen a un padre en alerta para saber si su hijo está padeciendo algún trastorno mental son los cambios”, externa Chestaro Bretón.
Algunos de los cambios más notables son:
Aislamiento. Si su hijo compartía de forma constante con sus amigos: éstos iban su casa o su hijo a la de ellos, a compartir, estudiar, jugar… y de un momento a otro esto no sucede y, ahora pasa todo el día aislado.
Aspecto higiénico. Si es un muchacho que siempre andaba bien limpio y arreglado, y ahora descubre que lleva varios días sin bañarse o para que lo haga hay que estarle peleando.
Alteraciones en el sueño. Si los padres comienzan a notar que su hijo normalmente se dormía, por ejemplo, a las 11:00 de la noche y ahora notan que está despierto a la 1:00 o 2:00 a. m.
Además, muchos presentan cambios en los hábitos alimenticios y en el rendimiento escolar.
Una vez que un padre esté seguro de que su hijo tiene algún trastorno, debe acercársele, hablarle y convencerlo de que su situación debe ser tratada con la ayuda de un especialista.

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