Jörg Rocholl, presidente del European School of Management and Technology, con sede en Berlín, sentencia tras analizar el destino de las ayudas concedidas a Grecia que «esos paquetes financieros han servido fundamentalmente para rescatar a los bancos europeos».
Las ayudas del primer y segundo rescate sumaron 215.900 millones de euros. Según los investigadores del ESMT solo 9.700 millones fueron para reforzar el presupuesto público heleno. Es decir, de toda la ayuda prestada solo el 5% fue ayuda directa para que Atenas pudiera seguir cumpliendo con sus gastos corrientes. El resto fue directo a pagar vencimientos de deuda e intereses. Como recoge el diario alemán Handelsblatt, el informe del ESMT muestra que unos 87.000 millones se utilizaron para devolver deuda emitida en el pasado en manos de bancos europeos. Otros 52.300 millones fueron para pagar los intereses de deuda que aún no había vencido y 37.300 millones fueron a recapitalizar bancos helenos.
Es cierto que para ser justos hay que explicar que los intereses y la ‘renovación’ de la deuda que vence suman una de las mayores partidas de gasto de los presupuestos de cualquier país. De modo, que con el rescate se ayudó a Grecia para que pudiese cumplir con sus obligaciones financieras. Lo cuestionable del asunto es que fueron los contribuyentes europeos los que financiaron ese programa de rescate, que a la postre benefició a los acreedores griegos, la banca europea.
Rocholl comenta que «los contribuyentes europeos rescataron a los inversores privados», evitando que Grecia impagase su deuda, un movimiento que no ha mejorado la economía griega, pero sí los balances de los bancos.