Paul Wallace y David Malingha Doya
Pasados menos de dos años desde que la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, señaló la “notable resiliencia” de África, algunas de las ex estrellas más brillantes del continente están buscando rescates financieros.
Ghana y Angola acudieron al FMI en busca de ayuda en los últimos 12 meses, al igual que Mozambique, país que Lagarde había ejemplificado como el nuevo “espíritu positivo” del continente. Zambia pronto se verá forzada a hacer lo mismo, Kenia obtuvo un financiamiento de emergencia de US$1.500 millones y Nigeria, la mayor economía de África, está negociando un crédito de US$1.000 millones con el Banco Mundial. Zimbabue también ha contactado a los prestamistas con sede en Washington para obtener un crédito fresco.
Los altos rendimientos están dejando a los países del continente fuera de los mercados internacionales de capital, en momentos en que los déficits fiscales y de cuenta corriente aumentan. Tras la caída de los precios de los productos básicos al mínimo en 17 años en enero, el crecimiento económico de la África subsahariana probablemente se desacelerará a un 3 por ciento en el 2016, el ritmo más lento en diez años y por debajo del índice mundial de 3,2 por ciento, anunció el FMI el martes. Hace cuatro años, la economía de la región se expandió en más de un 5 por ciento anual.
“Estos países han tenido que pedir dinero a las multilaterales por la simple razón de que sus economías han perdido apoyo”, dijo Nicholas Spiro, socio de Lauressa Advisory Ltd., firma con sede en Londres que asesora a gestores de fondos, en una entrevista telefónica el miércoles. “Se revelaron las graves deficiencias estructurales e institucionales de muchas de esas economías. Muchos nunca ahorraron para un día de lluvia y ahora están sufriendo un temporal”.
Los gobiernos africanos, motivados por el rápido crecimiento y el sentimiento alcista entre los inversores, presionaron para terminar con su dependencia del FMI y el Banco Mundial durante la última década recurriendo a los mercados globales de capital por primera vez. Desde el 2012, países como Zambia, Angola, Camerún, Mozambique y Etiopía vendieron sus primeros bonos en dólares cuando los rendimientos estaban en mínimos históricos y abundaba la demanda.
Deuda creciente. Desde entonces, los costos de endeudamiento aumentaron y los inversores se preocuparon por la creciente deuda y la capacidad de las economías africanas para soportar la caída en los precios de las materias primas. Los rendimientos promedio de los bonos soberanos subsaharianos en dólares llegaron a un 7,61% a fines de marzo, casi 300 puntos básicos más que hace tres años, según datos recopilados por Bloomberg. Por otro lado, los rendimientos promedio en deudas de mercados emergentes denominadas en dólares repuntaron 45 puntos básicos a 4,67% en ese periodo.
“El único factor que realmente salió mal en los últimos años fue que, con la disponibilidad de dinero fácil por las bajas tasas de interés a nivel mundial e inversores en busca de mayores retornos, se prestó poca atención a la calidad de la formulación de políticas económicas”, dijo Razia Khan, jefa de investigación sobre África de Standard Chartered Plc en Londres, en respuesta a preguntas enviadas por correo electrónico. “Ahora estamos viendo, con el cambio en el ciclo, que la calidad de la formulación de políticas económicas importa realmente”.