Resulta penoso ver cómo la agenda política nacional la traza e impone el PLD en base a una estrategia tan bien delineada que un tema que debiera resolverse a lo interno de su dirigencia, trasciende y amenaza con convertirse en un asunto de carácter nacional.
En consecuencia, los demás partidos e instituciones de la vida pública y privada bailan al son que le toquen los dirigentes de esa agrupación sobre primarias abiertas o cerradas, provocando que al final no se apruebe ninguna Ley de Partidos y Electoral.
Independientemente de quién sea el candidato del PLD en las próximas elecciones del 2020, lo más importante para esa entidad política es que no se apruebe ninguna legislación que regule el proceso electoral venidero.
Las contradicciones sobre el escabroso tema y la escogencia de la candidatura presidencial, se resolverá convenientemente a los intereses de un poder politico-económico que hay que preservar por encima de apetencias personales.
Por eso, el ex presidente Leonel Fernández Reyna luce despreocupado y reitera que a lo interno de su partido no hay división sino diferencias de criterios sobre un aspecto que si bien reviste cierta importancia en lo personal, no es determinante.
Lo determinante es que el PLD no sea desplazado del poder y en busca de ese objetivo los peledeístas, como hicieron cuando Danilo Medina impuso la reelección, se pondrán de acuerdo en aras de la preservación de los privilegios que disfrutan.
En definitiva, la escaramuza Leonel-Danilo pretende sabotear la aprobación de las Leyes de Partidos y de Régimen Electoral para que nueva vez, los recursos del Estado puedan utilizarse libremente a favor de la candidatura oficialista del 2020.