Sierra de Bahoruco. La tumba y quema de árboles de especies maderables de gran longevidad para la agricultura, carbón y algunos cultivos, y zonas que han sido ocupadas de forma ilegal, colocan a esta área protegida en un estado agónico, y pone en peligro de muerte este punto de alta prioridad para la conservación de la mayor diversidad de plantas endémicas raras de la República Dominicana.
Extensas zonas boscosas de la Sierra de Bahoruco han sido implacablemente depredadas bajo el concepto de “planes de manejo”, otorgados por las autoridades, que han servido en muchos casos como mecanismos de lavado del carbón y la madera. En esta actividad participan dominicanos y haitianos indocumentados, los llamados “exiliados ecológicos”, que son reclutados para esa macabra tarea.
El bosque, herido mortalmente en sus entrañas, desaparece, lenta y paulatinamente, con el agravante de que en los últimos años la extracción de carbón vegetal en esta área protegida, de manera indiscriminada y abusiva, ha dado al traste con las escasas especies endémicas que quedaban. La depredación ha ocupado espacios en los medios de comunicación por grupos ambientalistas.
Es una triste y aterradora realidad que se repite. Se conocen casos de que una persona que obtiene un “plan de manejo” tiene capacidad para producir alrededor de 500 sacos de carbón, y negocia cuatro veces esa cantidad, porque todos los depredadores operan en el entorno, cortan árboles y comercializan las especies con el beneficiario del permiso, de modo que ese producto queda automáticamente “blanqueado” y sale de las entrañas de la Sierra de manera “legal”.
La realidad es palpable. Un equipo de técnicos y personal de seguridad del Jardín Botánico Nacional, encabezado por su director, Ricardo García, realizó un recorrido por una zona de la Sierra de Bahoruco, herida mortalmente por los depredadores. El ascenso a caballo es cansón, pero refrescante. Un equipo del periódico Hoy acompañó al grupo. El escenario del crimen ecológico era deprimente: miles de troncos de especies endémicas amontonados, hornos para la producción de carbón, un gran centro de acopio y mulos y caballos para movilizar la mercancía. Varios individuos fueron detenidos, pero los responsables del “plan de manejo” no estaban en la zona. La evidencia nefasta demuestra que la extracción de carbón vegetal de manera indiscriminada, abusiva, en esta área protegida, ha dado al traste con las escasas especies que quedaban. El impacto sobre la flora endémica ha sido devastador. La flora de la Sierra de Bahoruco está compuesta por 1,615 especies vasculares, que representa el 29 por ciento de la flora total de la isla; 615 son endémicas de la Isla Hispaniola y están distribuidas en 83 familias y 263 géneros.
Guayacán, tamarindo cimarrón, guayancillo, caimito, caya, caimito el perro, palo amargo, guaconejo, candelón y otras especies han sido implacablemente diezmadas por depredadores. En el caso del candelón, se utilizó masivamente durante años para el uso de traviesas y vías férreas y locomotoras que transportan caña de azúcar en los desaparecidos ingenios del Consejo Estatal del Azúcar (CEA). Esta especie también se usaba para posterías de alambradas en fincas ganaderas en la zona rural.