Agro-extensión
Hace más de una década que la extensión está ausente en la producción agropecuaria del país. Al sector agropecuario le hace falta una inyección de “cuartos”, como dice un amigo mío, que agrega que sin dinero no se llega a ninguna parte. La extensión es fundamental para la producción agrícola y pecuaria, principalmente para los pequeños y medianos productores que no pueden pagar ese servicio para poder producir con calidad exportable y para el mercado local y turístico nacional, que es una exportación en el propio país. Frutas y vegetales, dos renglones en los que el país compite y que puede multiplicar por mucho las exportaciones, le hace falta mayor atención. Los productores agropecuarios esperan por las acciones del Ministerio de Agricultura en ese sentido, que ahora está dirigido por uno de los técnicos del sector más capaz, el ingeniero agrónomo Osmar Benítez, con varias especialidades en el área agropecuaria.

AL y el Caribe
La FAO y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) pronostican un aumento de 17% en la producción agrícola y pesquera de América Latina y el Caribe al 2027. La tierra de uso agrícola crecerá en 11 millones de hectáreas. La soja representará más del 62% de la expansión del área de la región, según el informe Perspectivas Agrícolas. Más de la mitad de este crecimiento (53%) se puede atribuir a un aumento en la producción de los cultivos, alrededor del 39% se debe al subsector ganadero, y el 8% restante será producto de la expansión de la producción pesquera. El informe precisa que se prevé que la producción total de cultivos en la región crecerá un 1.8% por año hasta 2027. Alrededor del 60% de ese crecimiento se deberá a mejoras en el rendimiento, que aumentarán en la región en la próxima década un 11% en promedio, con los cambios más importantes esperados para los sectores de cereales y oleaginosas. El resto de la expansión de la producción de cultivos se deberá a una expansión en el área cosechada. A nivel global, el informe prevé un crecimiento más débil en la demanda de los productos alimentarios básicos y anticipa mejoras en la productividad del sector agroalimentario.