Agua ¿cuál es más recomendable?

Agua  ¿cuál es más recomendable?

La calidad del agua potable es una cuestión que preocupa tanto en países desarrollados como en los que están en vías de desarrollo, por su repercusión en la salud de las personas.
Los agentes infecciosos, los productos químicos tóxicos y la contaminación radiológica son contaminantes que dañan el agua.
En la actualidad la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) controla la calidad del agua para consumo, la cual antes de llegar a las llaves sufre un proceso de potabilización. Sin embargo, no es posible garantizar las perfectas condiciones del agua que proviene de grifos o pozos privados.
En estos casos, ¿qué podemos hacer? José Mateo, licenciado químico de la UASD y propietario de GSA-LAB, una empresa dedicada al monitoreo y análisis de agua, explicó que lo ideal es mandar a analizar el agua para determinar su potabilidad.
“Realmente el agua que sale de la CAASD es potable y óptima para consumo humano, sin embargo suele contaminarse en el proceso de distribución y almacenamiento”, señaló el especialista.
¿Agua embotellada o de la llave? La demanda de agua embotellada ha crecido a un ritmo vertiginoso en todo el mundo, precisamente debido a que la gente no confía en las redes de abastecimiento doméstico; sin embargo el químico José Mateo asegura que tomar el agua de botellón no siempre será la mejor opción.
“Las aguas embotelladas conllevan un tratamiento potabilizador que les quita los minerales naturales; en conclusión, no aportan nada al organismo, simplemente quitan la sed”, dijo.
Elevada mineralización. Las aguas de elevada mineralización pueden ser desaconsejables en casos de problemas renales, cálculos, hipertensión o para los bebés; en cambio, las fluoradas, por su alto contenido en minerales, pueden ser recomendables para la protección dental, ha informado el especialista.
Embotellada versus agua de la llave. Existe también el mito popular de que el agua de la tubería es de peor calidad que la envasada, tópico que Mateo desmiente con rotundidad. “El agua del grifo pasa por unos controles analíticos exhaustivos de sus características físicas, químicas y microbiológicas que garantizan su calidad y seguridad para el consumo humano”, indicó.
Señaló que el hecho de que el agua sea del grifo no quiere decir que sea peor que la envasada, pero puede contaminarse en el mecanismo que se usa para llevarla hasta los hogares.
Por filtrado. El propietario de GSA-LAB explicó que lo más recomendable es colocar un sistema de filtrado en la llave de la casa que garantice agua de excelente calidad, apta para consumo humano.
“Además es muy económico y los usuarios pueden mandar muestras a los laboratorios con regularidad para asegurar que el agua se esté filtrando correctamente”, explicó.
Del laboratorio. GSA-LAB es un laboratorio químico, microbiológico y ambiental, fundado por José Mateo en 2006 con presencia en Santo Domingo y Punta Cana.
“Los clientes que tengo son fijos, tomando en cuenta que, por ejemplo, hoy se realiza un análisis de agua y luego hay que hacer lo propio en un tiempo prudente”.
El mercado inicial que tuvo fue el hotelero, porque los hoteles tienen que monitorear semanalmente tanto las aguas como los alimentos, a los colaboradores y manipuladores y los utensilios donde cortan los alimentos, así como las ensaladas, las frutas y los jugos. A todo eso ellos tienen que hacerle un análisis.
“Por la necesidad y la demanda que surgía tuvimos que ir incrementando el personal. De tres empleados que éramos en 2006, ahora somos 32”, sostuvo al conversar con ¡Vivir!
Sobre el químico. José Mateo trabajaba en el área de laboratorio de INAPA y tenía la responsabilidad de asistir a todos los pueblos, habilitar y rehabilitar plantas y poner plantas en operación, así como evaluar plantas de tratamiento, y en 1994 pasó a trabajar a la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD).
La idea de formalizar el laboratorio e independizarse un poco de la actividad que por años ha ejercido le surgió a Mateo entre 2005-2006.
Comentó que tenía que ir y venir constantemente a Punta Cana a hacer muestreos para traer al laboratorio de la CAASD, de INAPA o el Instituto de Innovación en Biotecnología e Industria (IIBI), para cumplir con compromisos de clientes, y un día, después de uno de esos viajes, se prendió el bombillo y “decidí montar un laboratorio también en Punta Cana”.

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