Al maestro con cariño, In memorian

Al maestro con cariño, In memorian

EMIGDIO VALENZUELA MOQUETE
He repetido hasta la necedad que en la única aristocracia que creo es en la del talento. Aunque tengo muy claro que cuando el corazón habla la razón no manda.

En mis divagaciones interiores sobre la existencia y la finitud de la vida, aunque parezca absurdo ha asomado a mi pensamiento la posibilidad de que por su excelsitud algunos seres humanos nunca mueran.

En esas cavilaciones, entre los inmortales excepcionales incluía al reverendo Padre José Luis Alemán.

Pero la parca, inexorable y que no discrimina, se lo llevó. ¡Y qué día! el 24 de diciembre del 2007. Nos dejó y se fue a celebrar junto al Niño Jesús la fecha de su natividad.

Del Padre Alemán no hay mucho que decir. Antes de irse, con su prédica y su ejemplo nos lo legó todo. Su saber, su enjundia, el desparrame de su talento. Su desprendimiento, su humildad y su sencillez lo hacen un paradigma. Dialogar con él producía una especie de seducción.

En la inhumación de sus restos en la Iglesia de Manresa, teniendo como testigo la majestuosidad y calidez del mar Caribe, su hoja de vida leída por el Padre Ton Lluberes y la homilía pronunciada por monseñor Arnaiz hablan por sí solos de la grandeza de este singular humano.

Siento que tratarte, aún fuere ocasionalmente, conocer tu obra y tu ejemplo, fue un lujo que el albur o que con atinado acierto nos deparó el Divino Hacedor.

Mi querido José Luis, sinceramente me apena su partida. De todas maneras, Maestro, por ese mundo ignoto le deseo buen viaje.

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