Al Pacino, 75 años de pasión por la escena

Al Pacino, 75 años de pasión por la escena

REPORTAJE

Apasionado de la interpretación, pero sobre todo del teatro, Al Pacino llega a los 75 años con toda su curiosidad intacta y con ganas de seguir trabajando y de sentir la magia de una profesión en la que es considerado uno de los más grandes, pese a que de sus ocho nominaciones al Óscar solo una se haya traducido en premio.

Había nacido como Alfredo James Pacino el 25 de abril de 1940 en el East Harlem de Manhattan en una familia italo-estadounidense. Su padre, Salvatore Pacino, y su madre, Rose Gerardi, se separaron cuando él era muy pequeño y se quedó viviendo con su madre, hasta que se independizó a los 17 años tras abandonar los estudios para buscar su camino en la interpretación.

Sus maestros. Empezó en el teatro y entró en la escuela de interpretación neoyorquina High School for Permorming Arts, donde era profesor el prestigioso actor británico Charles Laughton, que rápidamente se convirtió en su mentor y en su mejor amigo.

Laughton fue el primero en descubrir el potencial y le dijo: «Vas a ser una estrella», como recoge la biografía autorizada de Pacino que escribió Lawrence Grober.

Pero no se centró en unos estudios que compatibilizaba con sus incursiones en el teatro y con su trabajo de acomodador de un cine. En esa época conoció a la actriz Jill Clayburgh, con la que convivió varios años y que fue la que le animó a presentarse al examen de admisión en el Actor’s Studio, prueba que superó.

Allí encontraría a su segundo maestro, Lee Strasberg. “El Actor’s Studio significó mucho en mi vida. A Lee Strasberg no se le ha dado el crédito que merece. Junto a Charlie, fueron los que me lanzaron de alguna forma (…) Fue directamente responsable de que dejara todos los demás trabajos para únicamente actuar”, señala el actor en el libro de Grober.

Centrado en el teatro, sus primeras buenas críticas llegaron con “The Indian Wants the Bronx”, en 1968, que le hizo ganar un premio Obie al mejor actor, pero su consagración llegaría con la obra “Does a Tiger Wear a Necktie?”, que en 1969 le dio su primer Tony, en el mismo año en el que debutó en el cine, con un pequeño papel en “Me, Natalie”.

Dos años después se estrenó “The Panic in Needele Park”, en la que era un drogadicto, interpretación que llamó la atención de Francis Ford Coppola, que ya le había visto en Broadway y que le llamó para una prueba para la película que preparaba, “The Godfather” (El Padrino).

“El Padrino”, consagración. Coppola tuvo claro que Pacino era el Michael Corleaone que buscaba, pero los productores de “El Padrino no estaban tan de acuerdo. Paramount creía que era demasiado bajo y sencillo para interpretar a un gángster, pero Coppola insistió en que era el adecuado para interpretar al hijo de Vito Corleone (Marlon Brando) y en su elección contó con el apoyo del autor del libro, Mario Puzo.

“El gran bonus fue Al Pacino. Como Michael, Pacino lo era todo. Yo quería justo ese personaje en la pantalla. No podía creérmelo. Era, en mi opinión, una interpretación perfecta, una obra de arte”, afirmaría después Puzo en su libro “The Godfather Papers”.

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