Algo más sobre la corrupción y la impunidad

Algo más sobre la corrupción y la impunidad

Teófilo Quico Tabar

Algunos piensan, de manera equivocada, que la mayoría de los dominicanos, refiriéndome a lo que algunos denominan como gente común y corriente, por el hecho de no pertenecer a grupos selectos de la sociedad, desconocen lo que ocurre a su alrededor y en otras esferas.
El pueblo ve cuando gente con influencias o por vía de profesionales hacen esfuerzos por cambiar las decisiones de los tribunales o las leyes. Cuando son engañados, pero la astucia y el poder los libera de responsabilidades. Cuando personas que han comedido actos dolosos se convierten en empresarios, comerciantes o políticos exitosos. Cuando de sospechosos pasan a ser celebridades.
Los chóferes, guardianes privados, serenos, militares, policías, servicio doméstico, que prestan servicios a los del sector privado o a funcionarios; los mozos de restaurantes, los cuidadores de vehículos, los llamados delivery, y los miles y miles de personas que realizan labores en los diferentes lugares donde asiste público, ven a los que entran y salen y perciben lo que acontece. Saben todo lo que se mueve en las áreas donde se desenvuelven. De los contactos entre civiles y militares, pero también entre políticos y otros sectores. Entre gente de bien, pero también con los que no tienen tan buena reputación.
El que crea que puede hacer de todo y que no se va a saber, está equivocado. La gente tiene cierto grado de discrecionalidad, pero ve y oye cosas que no pueden callar. No solo porque pudieran irritarle algunas cosas de las que se entera, sino cuando los ve o escucha alardeando.
Igualmente cuando saben de algunos personajes que exhiben bienestar económico o ínfulas de poder, pero han tenido un pasado poco honorable. Se les hace difícil dejar de pensar en una frase popular que tanto debería preocupar: “todo el mundo tiene derecho a mejorar según sus posibilidades”.
Porque, si las posibilidades que tuvieron los acogidos por los círculos sociales, económicos y políticos se produjeron a sabiendas de sus acciones dudosas, los demás podrían pensar que ellos también tienen derecho a progresar de forma similar.
Pero por otro lado, la misma gente pone en dudas las condiciones que se establecen para que personas y negocios puedan pertenecer a las organizaciones empresariales, pues el sentir popular es que, solo se requieren muestras de recursos económicos, comprar o vender; igualmente para acceder a los centros sociales, si pueden pagar sus cuotas.
He expresado, que como la corrupción es un mal moral y social, cuando algunas formas de proceder se generalizan y se aceptan en los segmentos sociales altos, a la gente perteneciente a las capas medias, pero fundamentalmente bajas, probablemente confundidos, pudiera no causarle tanto prurito cuado se habla de ella.
Por tales razones, el tema de la corrupción debe enfocarse dentro del marco de lo ético, moral y legal. La sociedad requiere que se le ponga fin a la corrupción y la impunidad. Como dice la Biblia, separar el trigo de la cizaña. Pero por la vía equivocada podría convertirse en un proceso largo, confuso, tortuoso o ineficaz.

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