Algunos reparos para una reforma

Algunos reparos para una reforma

Una reforma a la “Ley de Leyes”, incluyendo aquella que se emprenda a favor de la reelección en consideración a señales de reclamo ciudadano, no debe caracterizarse por la rapidez. Rumores que felizmente no se cumplieron, habían creado incertidumbre en el seno de la sociedad sobre una alegada intención de llegar al colmo de modificar al vapor las reglas de la Asamblea Nacional para ponerla en capacidad de festinar decisiones sin abrir un compás de espera de cinco días entre una y otra lectura de aprobación, a fin de dar oportunidad a la opinión pública para pronunciarse ante cualquier falla de procedimiento o desnaturalización.

Aun en un marco de legalidad, lo que se está haciendo resulta extemporáneo y contrario al sentido de permanencia que corresponde a toda Constitución, como esta que apenas lleva cinco años de vigencia. Se trata de una reforma forzosa y riesgosa porque la alternabilidad sería lo más saludable para la República. Esta modificación, además, ha tenido el preocupante introito de adhesiones a la carrera con denuncias de compras de apoyo mediante pactos para el reparto de cargos y favores, lo que le restaría legitimidad. El continuismo ha sido históricamente auspiciador de retrocesos democráticos y estamos asistiendo a una revisión constitucional con demasiado poder de un solo lado, en contra de la diversidad de criterios que debe presidir toda legislación sustantiva.

 Un clima de buena vecindad

Puerto Rico es un vecino consecuente con sus nexos históricos con este país. En medio de sus dificultades económicas, las relaciones con República Dominicana no dejan de ser provechosas. El canciller Andrés Navarro, que coloca un empeño sin igual por mejorar los vínculos con la comunidad criolla en el exterior, escuchándole y motivándole, ha encontrado un entusiasta respaldo oficial al otro lado del Canal de la Mona. Hay que celebrar la hospitalidad de los puertorriqueños para con los dominicanos. Se inventaron expedirles licencias para conducir vehículos sin exigencias de estatus, un proceso que en poco irá alcanzando a más gente de nuestra diáspora. Gran paso hacia la documentación que les abre paso a la asistencia pública y a servicios diversos y vitales. En momento en que muchos puertorriqueños emigran a Norteamérica, los quisqueyanos llenan más plazas que antes en la isla.

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