Alto índice de impunidad

Alto índice de impunidad

Si el crimen es una de las  variables  preocupantes de la inseguridad ciudadana, la falta de castigo, la impunidad, es una agravante terrible de ese estado de cosas. Sin detallar causas pero asistido por todo el aval que le aporta su cargo, el procurador general Francisco Domínguez Brito pone en serio entredicho la efectividad de la lucha contra el crimen al revelar que el 60% de los homicidios que se cometen en el país quedan impunes y que en algunas partes el porcentaje de impunidad homicida sobrepasa esa media.  Si esto ocurre con algo tan grave como la supresión de la vida,  hay que deducir que tanta o más impunidad habría para otros actos antisociales.

La afirmación del procurador  se produce en momentos en que los homicidios y otros crímenes  están a la orden del día. Lo dicho por él deja mal plantados a quienes viven divulgando estadísticas sobre alegado descenso de la criminalidad durante un período equis. El procurador ha hablado del tema para llamar la atención de sus subalternos, los fiscales, sobre lo que deben hacer para tratar de contrarrestar tanta impunidad homicida. La gestión es plausible, pero, por asunto de competencia, podría tener poco efecto en otras instancias que deben juzgar los hechos y disponer los castigos, garantizar que las penas sean cumplidas como mandan las sentencias. Y ni hablar de los homicidios por “intercambio de disparos”, que el propio Ministerio Público generalmente  pasa por alto.

Obama y los inmigrantes

Los dominicanos y demás latinoamericanos residentes en los Estados Unidos tienen motivos para celebrar el éxito electoral del presidente demócrata Barack Obama sobre  su contendor republicano Mitt Romney. Las  expectativas de la diáspora  por la reelección de Obama son más halagüeñas que las que les pintaba un republicano cuya recia prédica contra los inmigrantes y su oposición a concesiones para legalizar  su estada era una amenaza preocupante.

Sellado el capítulo de la campaña electoral y consumada la reelección, falta esperar que la política estadounidense para los latinoamericanos que residen en su territorio sea todo lo flexible que se ha prometido. Los inmigrantes latinos siempre supieron poner la divisa de su preferencia en la canasta del candidato menos hostil. Por demás, la reelección espanta muchos fantasmas introducidos  por Romney en el ambiente geopolítico.

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