Altos índices de deterioro social

Altos índices de deterioro social

Los resultados de un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), difundido recientemente, nos ubican entre los diez países latinoamericanos con las más altas tasas de homicidios. Otros estudios nos certifican como el segundo país en el mundo con índices más elevados de muertes causadas por accidentes de tránsito. Y como si esto fuera poco, la República Dominicana también es puntera en cuanto a embarazos de niñas y adolescentes. No se trata de novedades, sino de viejas tendencias.
Pero lo más preocupante de todo esto es que los signos de deterioro social implícitos en estos índices manifiestan una tendencia hacia el agravamiento, y eso solo indica que los liderazgos de nuestra sociedad, empezando por los políticos, no han articulado las estrategias necesarias para enfrentar cada uno de estos factores de deterioro. La tendencia de las tasas de homicidios, muertes por accidentes y embarazos de menores acusan incrementos graves.
El Anuario de Estadísticas Vitales, que publica la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), revela que un 89% de los niños nacidos en 2015 son hijos de madres solteras y pertenecen a hogares infuncionales, cuya manutención, en su mayoría, está a cargo de la madre. Son índices de deterioro social que ponen a prueba la responsabilidad de quienes administran el Estado.

También hay buenas noticias

En el país la tasa de mortalidad materna por causas prevenibles ha sido generalmente muy alta, lo que ha puesto en entredicho la calidad de los servicios médicos. Sin embargo, desde 2009, cuando murieron 113.8 progenitoras por cada cien mil niños nacidos, se observa una tendencia a la reducción que parece dar buen crédito al esfuerzo del Ministerio de Salud Pública para enfrentar el problema. El fantasma del descuido médico se ha ido alejando del panorama.
Las autoridades sanitarias exhiben con entendible satisfacción el hecho de que la tasa de mortandad materna haya bajado 9.2% entre 2015, cuando fue de 99.3 a 90.1 por cada cien mil niños nacidos. Esto debe animar a las autoridades a persistir en la filosofía de que ninguna parturienta debe morir por causas prevenibles.

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