Amar le da sentido a la vida

Amar le da sentido a la vida

“En los ojos del joven, arde la llama; en los del viejo, brilla la luz”.

Víctor Hugo

Hace unos días, tuve la oportunidad maravillosa de compartir mesa con unas amigas. La conversación saltaba de un tema al otro, como las gotas de agua de un arroyo cantarín. Sin embargo, las palabras de una de ellas al compartir sus reflexiones acerca del amor, aún están siendo digeridas por mi consciencia.

La vivencia del amor es más un viaje que un destino, dijo esta mujer sabia. Al oírla hablar, caí en cuenta que todo el camino hacia el amor, se trata de aprender a rectificar nuestra actitud hacia la vida. Anais Nin decía que no vemos las cosas como son, sino que las vemosde acuerdo con nuestro modo de ser.

El principal obstáculo hacia el amor es la actitud que tenemos hacia la vida. Solemos entender mal lo que significa amar. Muchas personas creen que debe ser algo que les guste, que les de felicidad o les genere gratificación. En el momento que lo que sienten va en una dirección diferente a lo que esperaban, la “misión amar” es abortada.

El amor sólo se puede acabar de tanto usarlo en las letras de una canción, compuesta por alguien que vió frustradas sus expectativas acerca del amor. ¡Si se agotó no era amor!, y si no lo fue, ¿entonces que era?

William Shakespearedecía: “Tengo anhelos inmortales dentro de mí”.La sabiduría de mi amiga en las décadas que ha compartido con su pareja, me han hecho pensar que es nuestra actitud hacia la vida, lo que nos separa del amor.

La vida es incierta y nuestras emociones inestables. Descansar en cómo nos sentimos en el amor, es una vía segura de frustración o desilusión. Cuando vemos el amor como un viaje que hacemos, desaparece la presión de intentar llegar a un engañoso destino final.

El destacado psiquiatra vienés Víktor Frankl, sobrevivió a los campos de concentración de la SGM, manteniendo el poder sobre su actitud hacia la vida, en vez de enfocarse en las difíciles circunstancias que enfrentaba.

En su libro «El hombre en busca de sentido», Frankl comparte la actitud que tuvo en los campos de exterminio nazi: cada día buscaba -y encontraba- motivos para agradecer el seguir con vida.

La experiencia de Frankl derivó en la logoterapia, un modelo terapéutico que utiliza como elemento de curación la capacidad que toda persona tiene para pensar, hablar (y hablarse a sí mismo) desde una actitud positiva.

No podemos elegir lo que vivimos, pero siempre podremos escoger la manera en que respondemos a eso. ¿No nos otorga eso un inmenso poder?

Frankl prefirió dedicar sus días a imaginar lo que haría cuando fuera liberado, en vez de enfocarse en cómo morían sus compañeros en manos de los nazis, o la desesperación de los que se suicidaban.

Enfocarse en el amor le permitió imaginarse a sí mismo libre, impartiendo cátedras acerca de la psicología del prisionero de guerra. Su elleción le permitió encontrar un sentido para su vida.

Las actitudes importan más que las situaciones, ya que van a determinar de manera significativa los resultados. En vez de maldecir su origen judío, Frankl recurrió a la fuerza de sus raíces para contener el destino que le llegaba y seguir amando. Además, utilizó su dolor para ayudar a otros a renunciar a la idea de que la vida es sufrimiento.

Según Abraham-Hicks, no podemos manifestar algo distinto si estamos inconfor-mes. En otras palabras, no es posible vibrar negativamente y a la vez atraer algo positivo. ¡Es imposible!

Lo bueno del amor, es que siempre nos premia. Como dijo Rainer Maria Rilke: “No desesperes nunca, cuando se pierde algo, todo nos vuelve mejor”.Amar nos expone a la decepción. Algunos tienen miedo del dolor, entonces prefieren no amar. Mi sabia amiga me mostró que mantener la mirada enfocada en el amor es una decisión, y ella la tomó.

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